Veranos tranquilos eran los de antes

En el escenario político para el 2002 el gobernador Rodolfo Suárez pretende hacer remontar propuestas que quedaron postergadas por una coyuntura inusual.

Veranos tranquilos eran los de antes
Imagen ilustrativa / Los Andes

Un enero político apacible a medias en Mendoza. No por cuestiones directamente referidas a la provincia (el futuro de Portezuelo del Viento es la excepción), sino por un día a día más que tenso en el plano nacional y con inevitable repercusión local. Es algo que en estos días mantiene muy atento al gobernador Suárez y a varios de sus colaboradores.

Si no es la pandemia es la economía, podrían decir en los ámbitos oficiales. Lo cierto es que, aun sin pretenderlo, Rodolfo Suárez está incluido en el tire y afloje por el acuerdo con el FMI en su condición de invitado a una reunión que bien pudo haberse evitado, pero que se hizo, aunque en etapas, por el afán presidencial de mostrar un cuadro de acuerdos políticos que no consigue enmarcar. Y la pandemia, aunque más “benévola”, no permite bajar la guardia, justo en el momento del repunte turístico y vacacional.

El rechazo de Rodríguez Larreta al convite de Alberto Fernández puso en funcionamiento un debate interno en Juntos por el Cambio que casi todos buscaban evitar, pero que tuvo que darse, precisamente, a raíz del enojo del jefe porteño. Gerardo Morales, que ahora tiene triple rol en la coalición opositora (gobernador, presidente partidario e integrante de la mesa de conducción de Juntos por el Cambio), si bien justificó el faltazo de Larreta (judicializó el quite de coparticipación que le hizo la Nación a CABA a favor de Buenos Aires), se excedió en sus declaraciones periodísticas con respecto a la polémica por la deuda con el FMI: “Que yo sepa, la que acudió al Fondo Monetario fue nuestra gestión de gobierno. Corresponde que vayamos a escuchar de qué se trata”, palabras más palabras menos dijo el jujeño y encendió la mecha de los artilleros del Pro, que no tardaron en responderle sin contemplación. ¿Pudo evitar esos dichos Morales si se tiene en cuenta su trayectoria y experiencia? Claramente sí.

Suárez, que también forma parte de la mesa de conducción horizontal de JxC, preferentemente se mantiene al margen ese intercambio de opiniones, lo que no significa que no tenga posición tomada sobre la cuestión que da lugar a la controversia. Es que para las manifestaciones públicas por Mendoza hay otro referente integrando la conducción de la coalición, Alfredo Cornejo, mucho más curtido en contiendas políticas, tanto por su personalidad como por su estilo para ubicarse en el terreno de cada disputa.

De todos modos, el gobernador mendocino, como tantos jueces que prefieren hablar a través de sus sentencias, rubricó el documento de la mesa nacional de JxC en el que la coalición se expresó contundentemente sobre la cita a los gobernadores por parte del Ejecutivo Nacional.

En el comunicado se expresó que, en dicho cónclave, al que los mandatarios radicales enviaron a representantes, como también lo hicieron varios oficialistas, se criticó al Gobierno por no presentar “ningún programa”, por lo que pidieron que en la reunión con los cuatro mandatarios opositores y sus jefes parlamentarios, que finalmente no se hará mañana, “traigan información concreta y sustancial sobre cuáles son los pasos a seguir para que la Argentina retome el camino del crecimiento”, entre otras consideraciones sobre el derrotero que debe llevar a un acuerdo que quede plasmado en una carta de intención con el FMI.

Una posición tomada por el gobernador de Mendoza desde hace mucho tiempo sobre la gestión nacional del Frente de Todos, que formó parte de la campaña electoral que encabezó para poner a consideración ciudadana la primera parte de su gestión y que tuvo su premio con el contundente respaldo que recibió en las urnas. Hechos más que palabras podría decir con razón Suárez.

Hasta el momento, el clima político nacional no permite vaticinar una mejora en lo inmediato, pese a la premura que tiene la Argentina, no solo el gobierno de Alberto Fernández, para sellar el acuerdo por la deuda y dar señales confiables al mundo.

De lo que resulte cabe esperar, a su turno, la postura que adopte la oposición local con el gobierno de Suárez. El kirchnerismo mendocino es una suerte de brazo ejecutor de las directivas que llegan desde la conducción nacional. Es una estructura política que perdió con los años referentes o conductores claros, estratégicos. Esas cualidades no las pudieron ejercer sus dos últimos gobernadores y ya como oposición de un radicalismo consolidado la carencia es más evidente.

El vacío fue lógicamente ocupado por la nueva conducción camporista que encabeza la senadora Anabel Fernández Sagasti, muy respetable por su juventud y por su cercanía política y afectiva a quienes realmente ejercen el poder en esta Argentina de hoy.

Los emblemáticos “caciques”, los jefes departamentales del peronismo, quedaron por ahora limitados a su radio de acción territorial y varios de ellos, ya sin posibles reelecciones ilimitadas, probablemente hayan advertido que debían dejar su terruño mucho antes para poder competir con más chances a nivel provincial.

El escenario político para un 2022 en el que Suárez pretende hacer remontar propuestas que quedaron postergadas por una coyuntura bastante inusual.

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