Vendimia: Mendoza, a las puertas de una cosecha diezmada

Con poco más de 11 millones levantados en el país, en una cosecha baja y que terminará antes, preocupan el productor y el consumidor.

Vendimia: Mendoza, a las puertas de una cosecha diezmada
Cosecha de Malbec en Alto Agrelo

¿Qué se puede hacer con 7,49 millones de quintales de uva? Ese es el número que, al cierre de esta edición, había entrado en las bodegas de Mendoza. Según los últimos datos a los que Los Andes tuvo acceso, en el país se llevan levantados un poco más de 11 millones de quintales. Referentes ya se animan a hablar de una cosecha que, para Semana Santa, estará prácticamente terminada.

La caída de rindes más importante estuvo en la Zona Este y, si tenemos en cuenta que tiene una participación sobre el volumen total de quintales que se cosecha del 35% en el aporte final de Mendoza y que lleva más de 15 años de caída consecutiva de la superficie cultivada, la preocupación entre los referentes es aún mayor.

Ya no solo preocupa la cantidad de vino que se pueda elaborar con la uva que ingresó, sino que también preocupan dos eslabones en la cadena: el productor y el consumidor.

Algunas bodegas, con la suba del precio de la uva y de los costos, estiman que deben aumentar drásticamente los precios de sus “entry level”, lo que posiblemente lleve a una contracción de la demanda, pero otros advierten que, a precio de hoy, una gaseosa de primera marca tiene un valor por encima de un tetra y que no es esperable un salto tan grande.

Por otro lado, preocupa el productor. La mayoría eligió vender la uva y cobrar de contado. Con buenos precios pagados en el cortísimo plazo, algo que se da rara vez en la vitivinicultura, y con bodegas dispuestas a pujar por la uva, “el año del productor” se convalidó en los cobros, pero no fue el caso de las básculas.

Es que, como viene planteado el año, el gremio de los trabajadores del sector pedirá un reajuste del 70%, y los productores que ahora están recibiendo la gran mayoría de sus recursos anuales deberán ser muy cautos a la hora de administrarlos, porque la inflación, de seguir este derrotero, podría terminar jugándoles en contra, aún tomando herramientas financieras para resguardar el valor.

Queda por delante toda una temporada con labores culturales manuales y costosas, lo que incluye también sueldos, fertilizantes, costos relacionados con los servicios y el riego, entre otros. Pocos han decidido elaborar por cuenta de terceros por el temor de que se permita la importación de vino y, con ello, baje el precio. Algunos dirán: “Más vale pájaro en mano que cien volando”.

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