Nos queremos referir en esta entrega a algunas cuestiones vinculadas al urbanismo y al ordenamiento del radio céntrico de Chacras de Coria en atención al anuncio de ensanchamiento y apertura de calles, como Liniers hacia el Este.
Sostenemos que estos temas hay que considerarlos dentro del marco urbano al que pertenece un lugar. Como pasa con otros barrios y distritos de Luján de Cuyo, en Chacras de Coria percibimos características particulares que le dan identidad y que tanto sus habitantes como quienes la frecuentan reconocen.
Entre los aspectos más destacados, tenemos: un trazado discontinuo con calles principales que derivan en calles menores y pasajes -en la mayoría de los casos todavía de tierra o enripiadas- que configuran una relación gradual entre los espacios públicos, zonas comerciales y áreas residenciales, que naturalmente son más tranquilas. También contamos con un microclima especial, una importante forestación que acompaña en muy buena proporción a espacios públicos y privados, además de una interacción social agradables y, aunque hoy más limitadas, con buenas condiciones de seguridad.
Si bien la ciudad es un organismo dinámico, en la evolución y desarrollo urbano, es posible preservar aquellos valores que dan identidad y suman para una mejor calidad de vida de sus habitantes, esto es lo que aporta el desarrollo sostenible, que hoy es ineludible aplicar en cualquier intervención que apunte a mejorar la calidad de vida.
Actualmente las nuevas propuestas urbanas o intervenciones de recuperación de espacios degradados buscan recomponer un armonioso equilibrio entre ambiente natural y ambiente cultural.
En cuanto a si las calles de tierras o enripiadas permiten mantener una mejor relación con el ambiente natural, favoreciendo al mantenimiento de la masa verde y su relación directa con el microclima. Por otra parte, culturalmente, este tipo de calles definen identidad y modos de vida: es cuestión de caminarlas frecuentemente, una práctica muy difundida en el medio. No obstante, si en atención a razones de mantenimiento o practicidad y en forma selectiva, se considerase realizar el revestimiento de alguna calle, ideal sería hacerlo sólo en la calzada, con el menor ancho posible; no en las banquinas, las que mantendrían su condición de franja de absorción y escurrimiento de agua. Vemos, por suerte, banquinas y acequias en estas condiciones, que aportan al concepto paisajístico de Chacras. Los eventuales pavimentos, en lugar de asfalto o pavimentos totalmente impermeables, deberían contemplar infiltraciones y escurrimientos, empleando por ejemplo sistemas de empedrados o de bloques o inter-trabados. Tampoco sería necesario ejecutar cordones de hormigón sobreelevados y continuos, sino que basta con confinamientos a ras de la calzada.
Por otro lado, hay que considerar que estos trabajos incentivan la circulación a mayor velocidad, en todo caso habría que implementar limitadores de velocidad adecuados y eficientes.
Sobre cuál sería el impacto de la obra final, si es realizada, afirmamos que cualquier mejora de calles, Liniers u otras, debería realizarse si con ello se consigue mejorar solo algunas interconexiones dentro de la trama secundaria (calles vecinales) y su derivación hacia arterias interdistritales. Estimo que sería negativo provocar accesos o salidas directas a rutas primarias como el Acceso Sur, ya que se incentivaría flujos de ingreso indeseados, que terminen haciendo colapsar el casco céntrico o histórico del distrito.
Si estas aperturas descongestionan la zona, habría que estudiar alternativas para que estas obras no ocasionen mayor concentración de automóviles en el casco histórico y su plaza. Esas alternativas pueden contemplar, por ejemplo, peatonalizaciones permanentes o periódicas de algunos sectores
-similar a lo que tenemos actualmente-, otras áreas de atracción -o estacionamientos.
Volviendo a los conceptos iniciales de la nota, es bueno recordar cómo surgió la morfología de Chacras de Coria a partir de un trazado prácticamente independiente de la ciudad Mendoza y, obviamente, de su posterior conurbano. Por eso se trata de una trama espontánea relacionada con los cultivos, en su mayoría viñedos, y un centro, pequeño y muy definido que hoy identificamos como casco histórico con foco en la plaza General Espejo. Este trazado, considero, podría preservarse consolidando unidades o células urbanas con una adecuada escala (de mayor dimensión que las manzanas tradicionales) y manteniendo los callejones y pasajes característicos, para que no pierda su identidad.
Esas unidades urbanas, idealmente, deberían quedar insertas en una trama vehicular vecinal que permita el desplazamiento dentro del propio Distrito y, a su vez, conectar con otros distritos de Luján adecuando, con ese propósito, arterias existentes y planificando otras nuevas en casos muy puntuales.
*El autor es arquitecto de la Universidad de Mendoza