1.
Nos pasamos tres semanas analizando el fenómeno Javier Milei porque fue el tipo más votado de las Paso y nadie sabía muy bien por qué (o quizá un poco sí, eso del voto-bronca, de la solución mágica de la dolarización, la casta, el “afuera”).
Y tras la primera vuelta nos pasamos otra semana más analizando qué pasó con el fenómeno Milei; por qué perdió si venía pisteando como un campeón. Y se puso sobre el tapete eso de que le habla a los perros muertos, de que no tiene padres que lo quieran, Fátima, la hermana. Y el miedo.
Nos pasamos tres semanas estudiando cómo se derrumbó el peronismo por la derrota de Sergio Massa en la primera elección, y luego, cómo derrumbado y todo, le alcanzó para ganarle a los dos opositores. Massa siendo Massa, para lo bueno y para lo pésimo. Moviendo botellitas con la mente, y moviendo gente con vaya a saber qué. Y en el medio una inflación que asombra hasta a Venezuela.
Y qué decir de Patricia Bullrich, pensaba pasar al balotaje caminando y encima cosechó menos votos que en las Primarias… Pero luego volvió a ser protagonista con esa amorosa alianza con la Libertad Avanza. La Libertad Alianza o La Libertad Avanza Bajando un Cambio, le pusieron los detractores en X (Twitter).
2.
Y ahora dónde estamos parados. ¿Qué puede pasar el 19 de noviembre?
Estamos bajo la lluvia de esta tormenta de “que”: Que los jóvenes quieren un cambio de raíz pero que los jóvenes no vivieron el caos de las hiper y del 2001, por eso no le tienen miedo a los cambios de raíz. Que los “viejos” son conservadores pero no comen vidrio por eso le temen a la inflación, pero más le temen a que con la dolarización se quiebren las industrias y vuelvan los clubes del Trueque. Que Massa y su plan platita convenció a los pobres, que entre nada y 60 mil pesos en el bolsillo, dame lo que sea. Que Barrionuevo piantó y se fue. Que Marra y Lemoine piantaron más aún y se quedaron. Que Massa no sabemos qué festeja si fue la peor elección del peronismo de la historia. Que a Bullrich la sacaron de allá, y la pusieron al lado del tipo que le había dicho tira bomba asesina. Que Massa por ahora come pochoclo mientras mira por TV. Pero que en política siempre es “por ahora”.
Y así terminamos con ese dibujo que tuiteó el Peluca: un León abrazando a una Pato diminuta, mientras de fondo hay unos canosos aplaudiendo. Justamente los “viejos meados” que los “virgo” de las huestes del economista despeinado vilipendiaron antes, pero que después fueron a buscar con los brazos abiertos (1).
Mientras tanto, en frente, el Ministro de Economía cruza una de las peores gestiones que se recuerde con una primera vuelta victoriosa. La cruza más rara del mundo.
(1). “Virgos” versus “Viejos meados”: así se llama popularmente a la guerra en redes sociales entre los que siguen a Milei, insultado como “virgos” por los militantes de los otros partidos, contra los seguidores de Bullrich. Por su parte, ambos caracterizan a los seguidores de Massa hablando de choripán, agarrálapala y planeros.
3.
En definitiva, con este presente, andá explicarle la política argentina a un noruego. Dale, andá. Bueno, voy.
Mirá noruego, te lo explico: vas a leer análisis que hablan de cómo el peronismo volvió a cosechar votos, fuerte, en el conurbano, al ritmo del plan platita. Te van a contar sobre la sofisticación de las derechas latinoamericanas que presentan ribetes populistas y que logran enamorar a los jóvenes con consignas fáciles y relecturas nacionalistas de la historia reciente. Te van a decir que la dolarización sí, seduce, y que no, que espanta. Por otro lado, ¿cómo es eso que Massa ya está trabajando en la transición con el gobierno de Massa? Es difícil, noruego, no digo que no.
Pero, querido europeo, la posta posta es clara: son tres muy malos candidatos.
Son deficientes desde sus retóricas, sus presentes, sus pasados. Ninguno convence. Al punto que se llegó a reclamar psicofísicos para entrar en la Casa Rosada. La vara no puede estar más baja.
Pero esta vez, por favor, no le eche la culpa al pueblo argentino. Ante la oferta presentada en el cuarto oscuro, la gente se hace un ocho pensando qué papel conviene meter en la urna. Le juro que la ciudadanía hace lo que puede. Y cada vez, la pobre, puede un poquito menos.
En definitiva no sabemos, estimado nórdico, quién va a ganar el balotaje. Desgraciadamente sí sabemos quiénes son los que tienen las mayores chances de perder con este nivel político. Nosotros, aburrido y predecible noruego. Una vez más, nosotros.