Rodolfo Suárez promete firmar en los próximos días el decreto que oficializará las elecciones desdobladas de Mendoza. Busca acallar los reclamos en tal sentido que le llegan desde el Pro local, liderado por Omar de Marchi.
Entiende el Gobernador, según lo que dijo a los periodistas, que con la oficialización del llamado a elecciones se podría calmar la tensa relación con el principal aliado en Cambia Mendoza por las diferencias que periódicamente va marcando su principal referente.
“Ya quiero terminar con esta novela”, dijo, molesto por la situación, el titular del Poder Ejecutivo. Habrá que ver quién se hace cargo del guion de la novela para saber si estamos en presencia del último capítulo, con la firma del decreto de llamado a elecciones. Hay cosas que hacen suponer que no. La serie podría continuar.
De Marchi apela, astutamente, a la oficialización del calendario electoral local, de modo de ampararse en los plazos que el mismo fija para la conformación de frentes o coaliciones. Eso es en abril, lo cual le da un margen más que cómodo para definir si compite nuevamente en las primarias de Cambia Mendoza o si rompe y encabeza su propia alianza. Muchos que observan la disputa opinan que ésta es la decisión más probable hasta el momento.
Lo del radicalismo, por su parte, tiene más picardía. Apela a la urgencia por definir el frente en virtud del desdoblamiento que dispusieron los intendentes del PJ y el de San Carlos. Por eso el emplazamiento del 15 de febrero. “Tenemos elecciones separadas en siete departamentos… y no podemos confundir al electorado”, remarcó Suárez ante los periodistas. Está claro: si se anticipan las elecciones departamentales hay menos tiempo para definir las grandes estructuras electorales. Así, la UCR busca que el diputado nacional larretista defina cuanto antes.
De Marchi considera que, con un escenario importante entre dos frentes, uno encabezado por el radicalismo y el otro por el Pro, se daría una elección profunda y seria de los asuntos que debe solucionar Mendoza y se relegaría al kirchnerismo (populismo) a un lejano tercer lugar.
Y Suárez, por su parte, piensa lo mismo, pero sin divisiones. “La elección de Mendoza es anterior a la nacional y sería bueno que desde esta provincia todos los que queremos una Argentina distinta, sin populismo, estemos juntos”, dijo el jueves a la salida de un acto.
Un tema destacado para la subsistencia de Cambia Mendoza es el de la participación de los aliados en las decisiones de gobierno. Por lo menos, una mayor apertura al aporte de iniciativas. Es lo que más se le criticó históricamente al radicalismo y lo que dio paso al pedido de constitución de la mesa de conducción de la coalición en la provincia.
Por ejemplo, los demócratas progresistas, el sector de ex integrantes del PD que formaron parte de las administraciones de Cornejo y de Suárez, no dudan de su permanencia en el frente oficialista local. Es obvio, además: están en línea con Patricia Bullrich, presidenta de Pro y fuerte defensora de la unidad de Juntos por el Cambio en todo el país.
Sin embargo, este sector pretende insistir con que es necesaria una mayor apertura para “desradicalizar” un poco el frente y hacerlo más plural. Es decir, seguir estando en Cambia Mendoza, pero con la mayor diferenciación posible. Comentan en este grupo de dirigentes que pretenden reunirse en los próximos días con otros partidos o sectores centro-liberales “para explorar afinidades” en este momento de definiciones en la coalición oficialista.
A este tipo de aliados de la UCR suele criticar periódicamente De Marchi, ya que considera que más que partidos correctamente constituidos hay varios “sellos de goma” en el acompañamiento a los radicales.
En cuanto al llamado “difonsismo”, una suerte de tercera expresión de la coalición, se concretó el desdoblamiento electoral en San Carlos, como había trascendido la semana pasada, lo cual tensó aún más la relación con el radicalismo en ese departamento y también en el ámbito provincial. Por el lado del diputado Difonso comentaron al respecto que la respuesta del radicalismo en general “sólo se expresó a través de agravios, soberbia y echar más leña al fuego”.
Por la impronta política de Difonso es lógico pensar que no se trata sólo de una pelea a nivel departamental, sino de un conflicto que trasciende y se enmarca en los cuestionamientos que viene recibiendo la UCR de parte de sus socios de la coalición. Además, siempre cabe reiterar que la relación entre las partes quedó muy herida luego de aquella frustrada reforma de la legislación minera.
En lo referente al peronismo mendocino, algunos sostienen que la crisis en Cambia Mendoza podría conducir a un escenario electoral impensado pocos meses atrás. Están los que consideran que una fractura entre el radicalismo y el partido de De Marchi derivaría en una especie de trípode electoral. Se imaginan a un PJ que renace a partir de las desinteligencias del adversario.
De todos modos, el desdoblamiento que dispusieron los seis intendentes dividió opiniones hacia adentro. Por citar a referentes, no estuvo muy convencido el diputado nacional Adolfo Bermejo, que opina que la medida le restará fuerza a la fórmula provincial en las elecciones a gobernador. Pero sí apoyó a los “caciques” nada menos que una de las desdobladoras, Flor Destéfanis, camporista presidenta del PJ, que va por la reelección en su departamento. Además, la intendenta de Santa Rosa sorprendió coincidiendo con Omar de Marchi en cuanto al estilo político “personalista” y “de acumulación de poder” de Alfredo Cornejo.
La diferencia radica en que Destéfanis y el camporismo local critican mucho a Cornejo por un estilo de gestión que la oposición nacional cuestiona sistemáticamente del kirchnerismo, algo que ha caracterizado a éste desde su incursión en el poder.
En cambio, De Marchi reparte críticas a un lado y a otro. Al radicalismo de Mendoza, y puntalmente al actual senador nacional, por adoptar aquí, según su crítica, modalidades propias del kirchnerismo nacional y de otras provincias que gobierna.
Lo cierto es que en el PJ hay bastante consenso para que la candidatura a gobernador, a la que vienen esquivando varios desde hace meses, quede para uno de los intendentes que no tienen reelección en sus departamentos. Son tres, pero los favoritos dos: Emir Félix y Roberto Righi.
Ninguno está aún convencido de tirarse a ciegas a la pileta. El sanrafaelino, que se ampara en sus problemas de salud recientes para esquivar el compromiso, es valorado por su roce político más allá de Mendoza, a pesar de que su problema frecuente fue que las encuestas nunca lo instalaron muy bien afuera de San Rafael.
En cuanto a Roberto Righi, ya se ha dicho que es mirado con cariño por el kirchnerismo duro. “A diferencia del Emir, si bien Roberto no es K, tampoco es anti K”, dejan trascender en el camporismo.
De todos modos, hay quienes no descartan que ante un eventual reacomodamiento del peronismo, si el Pro da el portazo en la coalición oficialista, se intente volver a convocar a una reunión de unidad que incluya al ya lanzado Martín Hinojosa, para ver si entre todos acuerdan una fórmula de consenso.
Es difícil pensar en un repunte del PJ local si la situación inflacionaria, fundamentalmente, no registra una sensible mejora durante el año. Además, las mediciones parecen coincidir en un tercer puesto probable para el Frente de Todos si se parte Cambia Mendoza. Son asuntos que deberá ir observando el peronismo a lo largo de un año electoral pleno en elecciones.
Nada será definitivo, en ningún partido o alianza, mientras no se resuelva la “novela” que el Gobernador anhela dar por concluida con su decreto de elecciones. Hay muchos que están a la expectativa, temerosos, como el mundo occidental ante la posibilidad de que Putin algún día apriete el “botón rojo”.
Aquí el del botón es De Marchi. Si se aleja de Cambia Mendoza lo suyo puede marcar un caso testigo para Juntos por el Cambio a nivel nacional. Una reacción expansiva a nivel nacional. Y la posibilidad de destronar al radicalismo en la provincia más importante que gobierna.