Con esta nota intento explicar correctamente la mecánica ortodoxa de las PASO del 13 de agosto de 2023 y luego las elecciones generales de octubre. En las PASO no se elije Presidente, ni Vice ni legisladores. Solo se da oportunidad a los partidos políticos para que diriman sus internas con el voto de los partidarios.
Los dos lados de la grieta nacional están debidamente perfilados. Por razones didácticas utilizaré “izquierda” para referirme a la fórmula de Sergio Massa y Agustín Rossi y la de Juan Gravois y Paula Abal Medina; “derecha” para las fórmulas de Patricia Bullrich y Luis Petri, Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales y Javier Milei y Victoria Villarreal. Todas ellas dirimirán cuál es la fórmula más votada en la derecha y la izquierda y la que resulte ganadora deberá competir con la que también lo sea de las fórmulas oponentes.
Esto sería lo correcto pero puede resultar que no sea así por decisión de uno o algunos candidatos.
Las PASO como testeo general
Aunque no se elijan candidatos definitivos, las PASO tienen además una función de testeo general. Cada espacio político tiene un caudal electoral propio, de modo que sirven como “anticipo” de lo que puede resultar de la elección general. Además el elector podrá orientar su voto nuevamente una vez conocidos los datos de las PASO.
Un ejemplo servirá para entender mejor este tema. Supongamos que hay dos espacios políticos. El A con tres partidos y el B con dos partidos (los números de partidos y espacios están elegidos al azar). El votante otorga su voto a A1 que es uno de los partidos del grupo A pero el que obtiene más votos es el partido A3(podría ser el A2). En las generales el votante votará al partido A3 que resultó ser el más votado y así en las generales se asegura que el candidato más votado en las PASO sea también el que resulte victorioso y con un gran caudal electoral, lo que le asegurará también un número muy importante, quizá mayoritario, de legisladores que facilitará la tarea del Ejecutivo. Cuando la diferencia entre el partido ganador y el vencido es mínima los integrantes de éste no aceptan la derrota y así empiezan los disturbios sociales. Si se da el caso y el kirchnerismo es vencido por poca diferencia, es posible que la predicción de disturbios de Valdez resulte cierta, lo que no sería sano para el país y menos en las circunstancias que transitamos.
Si el resultado indica que el espacio B es el más votado, podría resultar que un votante del A lo sea ahora del B, que ya ha sucedido en elecciones anteriores con los llamados “tránsfugas”. En una democracia esto no se puede evitar, aunque resulte difícil aceptarlo. Uno de los casos más conocidos es el del periodista Pablo Duggan de C5N, que de ser macrista se transformó en kirchnerista y pasó a militar activamente en C5N.
Las elecciones generales
Izquierda y derecha deberán dirimir cuál de las fórmulas resultará electa para Presidente y Vice. Si resultara que la fórmula más votada sea la única que intervendrá en la elección general para competir con la otra de distinta identificación y los votantes se encolumnaran todos bajo esa fórmula, se lograría conocer con exactitud el caudal general de sufragios de la fórmula ganadora. De este modo se conocería también el peso específico en el país de esa fórmula y en una auténtica democracia los ganadores deberían formas gobierno y los perdedores, respetar al gobierno electo.
¿Esto es tan así?
Lamentablemente no. Eduardo Valdez del peronismo kirchnerista en representación de los muchos que se identifican con sus apreciaciones ha manifestado que Jujuy es una muestra de lo que pasará en el país si en las elecciones llega a ganar la derecha. Se intensificarán los estallidos sociales. No me sorprende porque en mi último artículo para Los Andes del 16/06/23 “Contestación a la Dra. Susana Villegas Marcó”, he sostenido que el kirchnerismo y el peronismo duro de izquierda no son democráticos, debiendo también considerarse que Juan Perón en 1943 integró el GOU (Grupo de Oficiales Unidos) que derrocó al gobierno constitucional de 1943.
Esta es la consecuencia de la ideología peronista que se considera dueña del país y que solo el peronismo puede y debe gobernar Argentina, algo que también lo dicen y apoyan Hugo y Pablo Moyano, Dady Brieva y tantos otros.
Obsérvese que durante el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, el peor de la historia que nos ja dejado con el 120% de inflación, 40% de pobres y la destrucción final de nuestra moneda, no ha habido ningún paro ni protestas contra este gobierno y los movimientos sociales se manifiestan imputándole a Macri todas las calamidades del país.
Una apostilla
Hacía mucho tiempo que no votábamos en condiciones generales tan adversas. Quizá la primera fue la correspondiente a 1983 cuando se eligió a Raúl Alfonsín después del golpe de Estado de 1973. En agosto y octubre se presentarán cuatro partidos de derecha y dos de izquierda para definir quiénes gobernarán Argentina los próximos cuatro ú ocho años. Si el triunfo es de Massa no habremos cambiado nada. A Grabois no lo cuento porque vive el delirio de un sueño imposible.
Cristina continuará con su única ambición: lograr la impunidad total que no se si podrá Massa, creo que no. Pero nuestra inflación o híper, pobreza, inseguridad y todos los temas desesperantes durante el gobierno del fracaso absoluto de Alberto, carecerán de respuestas. En tal situación no me atrevo a predecir nada salvo el desquicio total.
¡Y ojalá Dios nos ayude porque no habrá más esperanzas!
*El autor es doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales