En ese ayer lejano, quizás en la década del’ 60 ese grupo de mujeres inquietas que uniendo sus esfuerzos, principios y virtudes lograron concretar la posibilidad de acceder al Servicio Social, como una opción a seguir.
Con ese entusiasmo propio de un compromiso, con esas convicciones de sistematizar en la enseñanza, los propósitos y sus anhelos, hacían conocer esta nueva alternativa en los últimos años de algunos colegios secundarios.
La formación académica combinada con diversas materias, que interactuaban con reconocidos profesionales del medio.
Continuando con un análisis retrospectivo y cuyo paradigma social se centraba en “la necesidad sentida”, consecuente con el modelo desarrollista de la época.
El ayer más cercano, que fue generando cambios fundamentales en la reflexión, percepción, análisis de la interacción social y sus condicionamientos.
Con el ímpetu de su esencia transformadora y, con toda su energía renovadora emerge de la realidad la actitud comprometida y movilizadora de la concientización, la participación, la autogestión, y en consecuencia el discernimiento.
Con esos ejes, surgen interrogantes muy demandantes que impulsa los por qué y los para qué…el hoy, con todo ese potencial de conocimientos, enriquecidos en experiencia y en la búsqueda personal que se alimenta con la pasión y su orgullo sincero.
Este hoy, testimonio y presencia.
Testimonio fruto de cambios estructurales según el contexto político preponderante, atesorando desafíos, atravesando grietas, abriendo nuevas rutas, adaptando canales de comunicación y comprensión, buscando viables espacios de inserción, superando vallas de poder y huecos de autoritarismo.
Presencia en la interdisciplinariedad de las ciencias y sus disciplinas, en la fortaleza del colectivo profesional, en el diseño y participación de políticas públicas.
Presencia cuya mirada centrada en los derechos refleja esa profunda convicción y vocación de acompañar en la vulnerabilidad que lo condiciona.
Y este hoy cuya realidad y las circunstancias que la rodean convocan e involucran a dar una respuesta comprometida en el aquí y ahora, exigiendo un abordaje complejo y reflexivo pero con la fuerza de lo posible.
Y este hoy donde el entusiasmo, y la dinámica de su accionar adquieren esa relevancia, en la reivindicación humana y su bienestar necesita un nuevo foco de atención y análisis.