Parece que la cosa está mejorando y no tendríamos un 2021 como el 2020. Hay años que quedan marcados en la historia por algún acontecimiento en particular. Recordamos 1810 y 1816 por la integración del país. Pero también es notable 1930, cuando comenzaron los distintos gobiernos de facto. Recordamos 1945, cuando el pueblo salió a la calle a pedir la restitución de Perón en el poder. Recordamos 1983, año de la vuelta a la democracia de la mano de Raúl Alfonsín. Amargamente nos acordamos de 2001, cuando la revuelta popular destituyó al presidente Fernando De la Rúa. Hechos que tienen que ver con la política. Pues a 2020 lo recordaremos como el año de la pandemia. Pasará a la historia con ese mote y será recordado cuando la pandemia sea sólo un recuerdo.
¿Está mejorando la situación? Hay una mejora relativa. Varios países han vuelto a una cuasi normalidad, sin embargo en algunos los rebrotes han obligado a sus autoridades a dar marcha atrás en las flexibilizaciones y han llegado a valerse del toque de queda.
En el nuestro la cosa pinta más optimista que hace tres meses: están disminuyendo los casos y los sistemas de salud ya no están tan comprometidos. Se pasa en muchas provincias de un aislamiento preventivo a un distanciamiento preventivo.
El presidente anunció que la vacunación, con la vacuna rusa y otras que andan cerca de la eficiencia, puede comenzar en diciembre y tal vez esta situación sea el final del virus. Pero no está todo dicho.
Podemos decir que ahora el virus es más conocido que sabemos de la nocividad que implica y que hemos descubierto ciertas formas de aminorar su crudeza, pero todavía anda como perico por su casa y uno piensa que va a dar lucha hasta el final.
Para colmo se está temiendo un rebrote y eso implicaría volver a condiciones que ya creemos superadas. Pero si este es el camino de la victoria se lo debemos al pueblo, a nosotros mismos, que a pesar de los inconvenientes nos unimos en las mismas acciones para que no sea tan dañino.
Nos hemos abroquelado detrás de las restricciones y le hemos hecho caso a aquellos que atienden la salud en nuestro país. Ya son varios los meses en que nos cansamos de no hacer nada y eso pesa en la psiquis y seguramente traerá sus consecuencias. Pero vemos que nos vamos aproximando a la antigua normalidad y a pesar de eso actuamos con cautela.
Bien por nosotros, por la conciencia, por la obediencia, por la sapiencia. Estamos cada vez más cerca del fin del horror. Lo recordaremos, como dijimos al comienzo, este 2020 no ha de ser un año que se vaya a olvidar fácilmente.