Mendoza se consolidó como uno de los destinos turísticos más destacados de Argentina, gracias a su sólido posicionamiento en enoturismo y gastronomía. Este modelo fue impulsado por un entorno económico marcado por el doble tipo de cambio, que favoreció al turismo internacional. Asimismo, los subsidios a la energía, el transporte y el programa Previaje beneficiaron directamente al viajero nacional, fomentando una notable expansión del sector. Este auge derivó en una sobreoferta de servicios turísticos, con la apertura constante de hoteles, restaurantes y otros prestadores.
Esta proliferación de servicios turísticos, lejos de ser el motor de fortalecimiento esperado, ahora convive inesperadamente con un mercado recesivo, marcado por un abrupto cambio en las políticas económicas tras la llegada del nuevo gobierno de Milei. Este contexto ha generado una combinación desafiante: una notable sobreoferta y una caída significativa en la ocupación hotelera, evidenciando las tensiones que enfrenta el sector.
Según datos del INDEC, lo que va del año 2024 muestra variaciones preocupantes en ocupación turística en Mendoza. La Ciudad de Mendoza, históricamente líder en el turismo provincial, registró una caída del -22.5%. San Rafael, tradicionalmente atractivo para el turismo interno, presentó un descenso del -17%, mientras que el Valle de Uco sufrió la contracción más severa desde su posicionamiento como destino de referencia, con una comuna caída del -32.45%. Malargüe-Las Leñas, por su parte, se mostró más resiliente con un incremento del 6%. Estas cifras dejan en evidencia la urgencia de diseñar una estrategia integral que revitalice el turismo provincial y brinde soluciones específicas para las regiones más afectadas en este nuevo escenario económico.
Las estadísticas del INDEC, limitadas a prestadores turísticos formales, excluyen alquileres temporarios y plataformas como Airbnb, dejando fuera una parte importante del mercado turístico en Mendoza. Esto exige que el Observatorio Turístico del EMETUR asuma su responsabilidad de proporcionar estadísticas precisas, ya que sobre este organismo estatal recae el diseño de estrategias y planes adaptados a la realidad del sector, así como la administración de la estrategia turística, la promoción y el soporte para la regionalización estratégica del turismo.
El drástico aumento de costos medidos en dólares desafía la rentabilidad del sector turístico. Entre septiembre de 2023 y septiembre de 2024, los salarios subieron un 51%, la energía eléctrica un 79%, el GLP un 26%, y los suministros generales, como alimentos y bebidas, un 10%. Estas alzas impactan directamente la estructura de costos, mientras las tarifas deben ajustarse para permanecer competitivas, intensificando la presión económica sobre los prestadores. El impacto es particularmente crítico en regiones donde predominan servicios de baja escala, como hoteles boutique y experiencias exclusivas, cuya sostenibilidad depende de mantener tarifas elevadas.
Hasta aquí, hemos identificado los principales factores que configuran la compleja crisis que atraviesa el sector turístico en Mendoza. Por un lado, una oferta ampliamente expandida en los últimos años, incentivada por políticas de subsidio, que hoy enfrenta una caída abrupta de las ocupaciones en toda la región. Por otro, una carencia de planificación estratégica que se fundamente en mediciones locales precisas, lo que obstaculiza la implementación de estrategias innovadoras y disruptivas. A esto se suma un aumento drástico de los costos operativos medidos en dólares. Este escenario demanda una respuesta inmediata y coordinada para asegurar la sostenibilidad y competitividad del turismo en Mendoza.
Debemos dejar de esperar. Mendoza debe apostar por políticas públicas que impulsen la innovación, la diversificación de la oferta y la reconversión energética para garantizar un futuro competitivo.
La diversificación de la oferta turística es una prioridad. Mendoza, percibida como un destino “caro” centrado en el enoturismo y la gastronomía, ha dejado de lado alternativas más accesibles, como el turismo de montaña, la naturaleza y actividades al aire libre. Las políticas públicas deben enfocarse en desarrollar regiones alternativas con infraestructura y servicios inclusivos, posicionando a Mendoza como un destino diverso que atraiga a un público más amplio.
Es fundamental promover el uso de energías renovables mediante incentivos como créditos accesibles, exenciones fiscales y programas de capacitación a gran escala. Esto permitirá reducir costos operativos, especialmente en las regiones del interior, fortaleciendo la sostenibilidad del sector y aumentando su competitividad.
Mendoza enfrenta un momento crítico que requiere decisiones firmes, estratégicas y urgentes. El turismo, una de las principales fuentes de desarrollo económico de la provincia, está en jaque por una combinación de factores adversos que demandan acción inmediata y coordinada. Con su invaluable capital humano, riqueza cultural y recursos naturales, Mendoza tiene las herramientas para superar estos desafíos, pero solo lo logrará si todos los actores —públicos y privados— trabajan en conjunto, asumiendo la responsabilidad de construir un sector turístico más resiliente, competitivo y diversificado. La inacción no es una opción: el futuro del turismo provincial depende de las decisiones que tomemos hoy.
* El autor es vicepresidente de la Federación Económica de Mendoza. Empresario y Especialista en Gestión de Proyectos Vitivinícolas y Turísticos.