Trump, el renacido

La incertidumbre y el miedo al devenir, produce en ese votante el deseo imaginario del éxito, aunque todo sea un caos. Tiene fe en conseguirlo con Donald Trump.

Trump,  el renacido
El candidato republicano a la presidencia, el expresidente Donald Trump, durante un evento de campaña en Greensboro, Carolina del Norte, el martes 22 de octubre de 2024. (AP Foto/Alex Brandon)

El triunfo de Trump es un hecho oportuno de alta probabilidad de ocurrencia. Las encuestas no lo están mostrando claramente, pero podría suceder pese al esfuerzo de los demócratas y Kamala Harris.

Los hechos oportunos son aquellos que producen profundos cambios en el mundo y en las personas. Pueden ser positivos o negativos. En esta nueva era, identificada por el conocimiento y la incertidumbre y marcada por rápidas transformaciones, las creencias, las negaciones y los prejuicios se acrecientan impulsando un cambio moral y ético, donde es válido el egoísmo racional de la filósofa rusa Ayn Rand, que formó parte de la fundación del movimiento libertario. (Rand fue la primera en hablar de la “casta”, ese grupo perjudicial de personajes dominantes que describe en su libro La Rebelión de Atlas.)

Nunca estuvo tan activa la rapidez. La instantaneidad de una sociedad “líquida” que convierte en un rito la impermanencia ansiosa, que normaliza el desequilibrio mental como característica destacada de esta nueva era. Junto con formas y códigos de comunicación y persuasión novedosos, donde se facilita la mentira siguiendo las enseñanzas de Joseph Goebbels, uno de los maestros de la propaganda y ladero de Hitler.

Un extraordinario estratega y asesor político que llevó a Clinton a la presidencia, Dick Morris, comenta en su libro El Nuevo Príncipe - retomando a Maquiavelo - que la imagen está sobre evaluada y hay que buscar nuevas formas para llegar a lo que la gente quiere. En este sentido, determinar primero quién es esa gente, qué piensa, cuáles son las emociones que la moviliza, y hasta qué punto está dispuesta, en su insatisfacción por lo que vivió o vive, a recibir otro tipo de mensaje, de propuesta, de desafío, de gobierno, aun cuando se perjudique ese invento de los humanos que es la democracia, como sostén de un mundo más equilibrado.

Entonces el hecho oportuno de Trump que entra en la escena política con un electorado ya no homogéneo como antes, transformado por maneras de pensar permeables a la influencia del otro y con el pensamiento crítico cancelado, tiene consecuencias dramáticas para la clase política tradicional que no interpreta lo que está sucediendo. Se instalan escenarios emocionales que facilitan la actuación de políticos díscolos como Trump, con un lenguaje exacerbado que sobrepasa los límites de lo que creemos que es correcto. Sus seguidores toleran los comportamientos confrontativos de Donald porque piensan que recorre el camino del héroe salvador para llegar a encumbrarse como mito. Ese camino que describe Joseph Campbell en el libro El Héroe de las Mil Caras, donde las ideas centrales se encuentran en El Señor de los Anillos de Tolkien o en la Guerra de las Galaxias de George Lucas, como ejemplos.

Es la estrategia no la táctica la que gana elecciones, dice Morris. Frank Luntz asesor de Kamala, en una reciente entrevista con El País, dice que las cosas extremistas que está diciendo Trump no lo perjudican a él. En otras palabras, se acabó el pragmatismo y el formalismo, la sociedad “líquida” quiere -como lo quiere aquí con Milei-, mensajes que terminen con el orden establecido. El fin de las ideas y comportamientos que dominaron la política en los últimos años. La incertidumbre y el miedo al devenir, produce en ese votante el deseo imaginario del éxito, aunque todo sea un caos. Tiene fe en conseguirlo con Trump. Que puede ser negativo, pero no importa: el fin justifica los medios y ese votante está dispuesto al sacrificio.

Donald Trump renace como presidente. Los encuestadores, en los Estados Unidos, desesperan, confundidos por los sucesos en el entorno electoral porque las encuestas no dan un pronóstico claro, por más que adaptaron metodologías para este tiempo donde los jóvenes son el origen de lo que seremos en el futuro cercano. La derecha y la izquierda desaparecieron como calificativo, lo que interesa es el tema de los inmigrantes, el aborto, y el dinero. Nuevamente Luntz: “Todo lo que sabíamos sobre política ha dejado de ser verdad”, porque los mensajes que lanza Trump, cumpliendo la ley de decir barbaridades y llamar la atención, se reproducen, se incrementan en los medios y en las redes. Van conformado un protocolo de hacer política que Trump impone para convertirlo en el manual de la nueva comunicación política (replicado en la versión local de Santiago Caputo para Milei).

Lo importante es la estrategia y el candidato: su forma de ser, su actitud. Incluso su historia en el lado oscuro puede ser positiva; y si tiene un signo de locura, mejor. Hoy las encuestas están parejas, pero hay un voto oculto que, en mayoría, es trumpista, pero los encuestadores no lo detectan o son engañados. Trump se infló con más aire para llegar a la final. La consigna Hagamos grande a América, de nuevo, es fuerte y está sumergida en los símbolos de EEUU, que significan emociones que movilizan hacia ese nacionalismo místico y protector de los republicanos. El significado de la arenga de Trump es para los ángeles luchando contra demonios. La consigna demócrata Cuando luchamos, ganamos, es racional y competitiva, de la escuela de Churchill, de otra época. Por esto a Kamala le faltará aire antes de la meta del 5 de noviembre.

Las emociones mandan. La estrategia tiene un objetivo claro: no importa el comportamiento del candidato, importa lo que la gente se imagina que le dará ese candidato, aunque sea una ilusión. Se forma la creencia para el seguimiento ciego, sin reproche. La esperanza se convierte en un símbolo, en un estandarte para muchos. Y el candidato inicia el camino del héroe, respaldado por fuerzas superiores (Dios, patria, libertad, familia, cielo, etc.) que lo diferencian de los otros contrincantes. La diferenciación es crítica para ganar. Pero la estrategia y la información inteligente, como en cualquier contienda, es vital.

* El autor es especialista en estrategia y desarrollo de negocios. heraclito.com

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