La tradicional Fiesta de la Cerveza en Godoy Cruz y la conmemoración de los 100 años de la empresa Andes -ambas realizadas durante diciembre- son un contexto propicio para reconocer a los pioneros alemanes que vieron un potencial cervecero en nuestra provincia.
Recordemos a los fundadores de las cervecerías Quilmes (1890) y Andes (1921). Otto Peter Bemberg (1827-1895) y su hijo Otto Sebastián (1857-1932) junto a un grupo de inversores, habían fundado en París la Brasserie Argentine (1888).
Luego inauguraron una cervecería en Quilmes en la provincia de Buenos Aires. Entonces la empresa matriz pasó a llamarse Brasserie Argentine Quilmes en 1901 y Cervecería Argentina Quilmes, en 1920.
Otto Peter había nacido en Colonia (Alemania) y pertenecía a una acaudalada familia.
Siendo joven contrajo una enfermedad pulmonar y el médico le recomendó que fuera a un país de clima tropical.
Emprendió un viaje a Brasil y el capitán del barco que lo transportaba le sugirió que conociera la ciudad de Buenos Aires.
Cuando llegó a Argentina se enamoró del país y de una jovencita de la sociedad porteña María Luisa Ocampo Regueira con quien se casó en 1853.
Se radicó como banquero e industrial y paralelamente continuó con negocios en París.
El matrimonio tuvo cuatro hijos, entre éstos Otto Sebastián fue quien acompañó y continuó con los negocios de su padre. Además estudió en la Universidad de Lovaina (Bélgica) y también ingeniería cervecera en la Universidad Técnica de Munich. Durante su gestión al frente de la cervecería Argentina se fundó Andes en Mendoza (1921).
Primer maestro cervecero
Otto Sebastián Bemberg contrató en Erfurt (Alemania) a Fritz Wiebe, primer Maestro Cervecero de Andes.
Fritz había nacido en Danzig y siendo muy joven se mudó a la ciudad alemana de Erfurt donde aprendió el oficio de Maestro cervecero e inició su primer trabajo en esta rama industrial.
Se casó y tuvo dos hijas Úrsula (1916) y Hannelore (1918). Transcurría la dura época de postguerra y uno de los principales alimentos de las niñas era la leche de una cabra, propiedad de la familia. Un buen día el animal desapareció del hogar. Había sido robado para mitigar el hambre de los ladrones. En esas circunstancias apareció Otto Bemberg y le ofreció a Fritz un buen trabajo en un país lejano, en paz y con un futuro promisorio.
La anécdota de la cabra y el ofrecimiento de Otto Sebastián han quedado registrados en la memoria familiar como dos hechos coincidentes y significativos que decidieron su destino, tal como lo recuerdan sus nietos, Federico y Rolando Hilbing Wiebe.
Fritz pensando en el bienestar de su familia y en la dura situación europea, aceptó inmediatamente la propuesta de Otto Sebastián.
Fritz Wiebe llegó a Mendoza en 1922 con su esposa y sus dos hijas, de seis y cuatro años. Y se instaló con su familia en el predio de la fábrica del Carril Cervantes. Su trabajo consistió en poner en marcha la Maltería y Cervecería de los Andes (inaugurada en 1921) y proyectar su influencia hacia el oeste argentino.
Recién se puso en funcionamiento en 1923, un año después de haberse instalado el Maestro cervecero. Los primeros tiempos laborales fueron duros para éste joven alemán. Al comienzo debía enseñar y entrenar a los empleados de la cervecería que tenían otro idioma y carecían de conocimientos técnicos. Por otra parte, eran tiempos del auge vitivinícola mendocino. Desde este sector se preguntaban “¿Qué hacía una fábrica de cerveza en una tierra de vitivinicultores?”. Solían publicar en los diarios artículos que desalentaban esta industria y el consumo de su producto.
Una sana y natural competencia en una tierra que había recibido a inmigrantes de diferentes nacionalidades, profesiones y oficios, dispuestos a afincarse con sus familias, sus bienes y sus industrias.
El nombre de “Fritz Wiebe” solía aparecer en las primeras botellas. Esto le daba seriedad a la marca, había un responsable –un Maestro- con nombre y apellido a cargo de la elaboración. El primer contrato de Fritz fue por tres años. Luego se fue renovando hasta su jubilación. Durante ese tiempo vivió con su familia en la misma residencia ubicada en el predio de la cervecería.
Aproximadamente en 1938, se fue a vivir a Buenos Aires donde se hallaban sus hijas. Estas fueron a estudiar farmacia (Ursula) y medicina (Hannelore) a la Universidad de Buenos Aires. La Universidad Nacional de Cuyo se fundó posteriormente, en 1939. Fritz alquiló un departamento detrás de una cervecería en el barrio de Palermo de la capital porteña. Añoraba sentir el olor de la cocción de la malta durante el proceso de elaboración de la cerveza.
Fritz Wiebe falleció en Buenos Aries, sus restos se encuentran en el Cementerio Alemán de la Chacarita.
Dos de sus nietos, hijos de Ursula, han continuado con la tradición alemana y la de “maestro en bebidas espirituosas”. Federico Hilbing Wiebe fue Cónsul Honorario Alemán en Mendoza desde 1981 a 2013. Rolando Hilbing Wiebe es Master Distiller. Su empresa obtuvo la Gran Medalla de Oro, en el concurso Destillata de Austria, a la mejor grapa del mundo por su variedad cabernet, merlot y torrontés, en los años 2010, 2013 y 2017, respectivamente.
*La autora es Magister y Presidente Junta Estudios Históricos Godoy Cruz