Todos los desafíos de nuestro tiempo llevan a la educación

Todo nos lleva a la educación, sí, ¿pero la educación actual es la solución? ¿Si probamos repensar la educación?

Todos los desafíos de nuestro tiempo llevan a la educación
CONGRESO. En el encuentro sobre educación en la Siglo 21 se debatieron temas relacionados a la neurociencias y tecnologías aplicadas al aprendizaje.

Todos los análisis de problemas globales, actuales y futuros, concluyen en la educación, como indispensable . Pero la educación como toda construcción histórica, no tiene nada que garantice su pervivencia tal como la conocemos. Como un medio para cumplir una función social del Estado adquiere una configuración compleja, estructurada jerárquicamente sobre una línea de tiempo; con objetivos a cumplir por diversos actores, diferenciados, pero interdependientes. Un sistema, que organiza instituciones, agentes y recursos que permiten educar a la comunidad. Pero actúa como un sistema cerrado, no se vincula con su entorno ni con factores exógenos; muestra escasa capacidad de adaptación a los cambios, lo que hoy no es aceptable. Un sistema abierto sería una estructura flexible y capaz de adecuarse a los cambios del entorno. Reconociendo y aceptando la interacción con la sociedad y la influencia de factores externos en su funcionamiento.

Prigogine propuso la teoría de las estructuras disipativas, propias de los sistemas complejos que toman materia y energía del exterior para construir una mayor organización interna: como los cambios en la sociedad, la economía, la política, la cultura y fundamentalmente en el conocimiento.

Los sistemas educativos pueden ser privados y/o públicos, conforme el nivel de desarrollo económico del país; en los subdesarrollados es una responsabilidad primaria del estado, a través de una estructura burocrática. Lo que condice con la concepción del acceso a la educación como un derecho humano. Es decir, los productos esperados: son “profesionales”, que puedan desarrollar sus actividades futura en su beneficio y también con algún su impacto en la sociedad. La enseñanza hoy se enfoca en necesidades de los estudiantes, desde la perspectiva estatal.

Prefiero considerarla una función social inexcusable del Estado para sus ciudadanos, brindándole la posibilidad de completar la educación necesaria para acceder a instancias superiores de formación, elegidas por ellos mismos, que le permitan desarrollar todo su potencial intelectual en beneficio del bien común.

Un estudio del 2007 del Millennium Project: “Oportunidades para la educación y el aprendizaje en el 2030″, listaba 19 Posibilidades que Influenciarían la Educación al año 2030. Mencionaré algunas, ya concretadas o pendientes: Programas nacionales para mejorar la inteligencia colectiva; Dispositivos portátiles de inteligencia artificial; Sistemas de aprendizaje de por vida; Educación personalizada; Mejora en la nutrición individual; Inteligencia mejorada genéticamente; Uso de simulaciones mundiales en línea como herramienta de investigación en ciencias sociales; Mapeo completo de la sinapsis humana para entender el aprendizaje y mejorar el mismo; Química para la mejora cerebral; Web semántica; Enseñanza virtual.

La pandemia de Covid19 y la invasión rusa a Ucrania, aceleró el futuro. Varias oportunidades pensadas para el 2030 se instalaron antes, por necesidad. Ya Gibbson y otros señalaban el modo 1 (conocimiento especializado) y el modo 2 (conocimiento interdisciplinario). Ahora surgió una nueva forma de producir conocimiento, supone la existencia de diferentes mecanismos de generar conocimiento y de comunicarlo, más actores procedentes de disciplinas diferentes y con historiales distinto. Un agregado propio de esta modalidad, fue " por encima de todo, lugares diferentes donde se produce el conocimiento”. Esto último es lo que se verificó durante la pandemia, la globalización de la producción de conocimientos, la cooperación interinstitucional y la consolidación de la articulación investigación básica y aplicada.

Cooperación y conflicto están en la naturaleza humana, hoy que el conflicto escaló a global, impulsando una nueva carrera armamentista, con los misiles hipersónicos, velocidades nunca antes conocidas, la cooperación tiene que recuperar terreno.

La interacción entre tecnología y conocimiento es histórica. La biblia, la imprenta, los libros, la ilustración; las universidades. las ciencias básicas: física y química. Más cerca la computación, internet, la digitalización, la computación cognitiva, la física cuántica, la fusión nuclear, entre tantos otros.

Frente al paso de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento. ¿Cómo se preparan las universidades, para acceder a la globalización del siglo XXI? El siglo de las ciencias y las tecnologías, del conocimiento, que impulsa el cambio mundial de la economía, la política y la sociedad.

Impulsa numerosos e importantes avances en diversas instituciones del mundo desarrollado, pero entre nosotros, son muy pocos o casi nulos. En aquellos la investigación básica cuenta con una política activa de promoción estatal y privada, lo que no pasa en los subdesarrollados. Pero esa ciencia básica, hoy global, proporciona el instrumental para que nuestros jóvenes apliquen a empresas e instituciones locales. Sin una política adecuada para favorecer la comunicación y la cooperación en estos campos buscaran otros horizontes donde encuentren un eco-sistema que les permita su desarrollo personal, aunque en detrimento del nacional.

No basta con la incorporación de tecnologías. Horacio Godoy, destacó el síndrome USTED, acrónimo de Uso Subdesarrollado de Tecnologías Desarrolladas. Porque las instituciones no se adaptan a los cambios a igual velocidad. Tecnologías, estudiantes, docentes, curriculas, programas, políticas educativas cambian a tiempos diferentes. Los avances tecnológicos son casi inmediatos, los estudiantes los incorporan muy rápido, más lentamente los docentes, y permanecen casi inmutables currículas, programas, y políticas. Porque una institución obsoleta que incorpora tecnologías se convierte en una institución obsoleta con tecnologías.

Es tiempo de cambiar el objetivo final de la educación de la “formación en serie de profesionales”, al desarrollo de la Inteligencia Colectiva Nacional. Reconociendo la centralidad de la comunicación, de la interacción y colaboración entre los diferentes actores del sistema educativo para lograr objetivos comunes y fomentar ese desarrollo de la inteligencia colectiva. Acortando los ciclos y pasar de la especialización en el grado y la interdisciplina del posgrado. A un grado generalista y transversal y un posgrado de especialización y aplicado a proyectos.

* El autor es licenciado en Ciencias Políticas. Doctor en Historia. Director del Centro Latinoamericano de Globalización y Prospectiva. Nodo del Millenium Project.

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