El protagonista fue el doctor Elpidio González. Frente a noticias recientes, resulta oportuno recordar a este político casi olvidado de nuestra historia. Durante la primera presidencia de Yrigoyen fue ministro de Guerra y jefe de la Policía, durante el mandato presidencial de Alvear su vicepresidente, en la segunda presidencia de Yrigoyen ministro del Interior, hecho que le acarreó dos años de prisión. Al ser liberado, se ganó la vida como vendedor de anilinas Colibrí.
Enterado de su precaria situación económica, el presidente Justo le envió un sobre con dinero que fue rechazado. Tanta austeridad hizo que el Congreso asignara a ex vicepresidentes y presidentes una pensión graciable. Nuevamente González la rechazó.
También, durante su vicepresidencia, renunció al sueldo explicando que no estaba bien recibir dinero porque era un honor desempeñar ese cargo que el pueblo le había confiado.
Tal proceder hizo que viviera en modestas pensiones (su casa fue rematada durante su prisión) y ajustadísimo para subvenir a sus otras necesidades
No perdamos las esperanzas, roguemos que volvamos a tener otros González: honrados, rectos austeros, humildes.