La presencia pública de Rodolfo Suárez de ayer hay que dividirla en dos capítulos. El formal, en la apertura de un nuevo año legislativo, fiel a la tradición de discursos enumerativos más que prometedores, y el más espontáneo de la conferencia de prensa posterior, en la que dijo, o remarcó, lo que mucha gente quería escuchar sobre la pandemia y sus derivaciones restrictivas.
En el tema educativo, sin llegar a interponer ningún recurso ante la Justicia, como se vio obligado Rodríguez Larreta por cuestiones de autonomía porteña, el Gobernador se puso en la misma línea que el jefe de Gobierno porteño con respecto a las clases presenciales. Por lo menos, la gente sabe desde ayer al mediodía que mañana los chicos tienen que ir a las escuelas, por lo menos en los niveles inicial y primario, también en sintonía con lo dispuesto para la capital del país. “Vamos a mantener las clases a pesar de la incertidumbre”, dijo Suárez ante los periodistas apuntalando sus conceptos sobre la educación vertidos minutos antes en el principal recinto legislativo. Ya en su mensaje había dado a entender la conclusión que luego confirmaría sobre la vigencia de la presencialidad.
Suárez demostró que llegó la Legislatura sin haber podido interpretar plenamente el contenido del nuevo DNU presidencial, independientemente de la conversación vía zoom que había tenido el jueves, junto a otros mandatarios de provincias, con el Presidente y sus colaboradores más cercanos.
Cada vez que vio la luz un decreto presidencial de urgencia con motivo de la pandemia, en el equipo de gobierno local, especialmente por parte del ministro Víctor Ibáñez, dedicaron varias horas a leer la famosa “letra chica” de los alcances de la disposición emitida. Con más razón ésta no podía ser la excepción, porque, por otra parte, es evidente que las decisiones presidenciales en este 2021 no tienen la misma base de consenso que existía el año pasado. Un ejemplo: en el caótico mundillo del AMBA las interpretaciones son diferentes. Basta con observar el caos de tránsito que generó ayer durante gran parte del día Kicillof con su ministro Berni tomándole la temperatura a cada automovilista que pretendía cruzar de la Capital a territorio bonaerense. Eso entre otros requerimientos.
En cambio, el gobierno mendocino sí considera recomendable adherir a las restricciones en lo referido a reuniones familiares y sociales en espacios cerrados, como se dispone desde la Nación. Es algo que siempre se aplicó aquí, aunque gradualmente según el nivel de contagios existente. También es muy razonable volver a implementar las salidas según el número final de DNI, una medida ordenadora de la circulación que no es mal vista en general y que mayormente se debe aplicar en los espacios de ventas o de trámites con gran concentración de público.
Siempre en la conferencia de prensa, no pasó inadvertida la apreciación que efectuó el Gobernador sobre el problema que genera la falta de vacunas. Recordó que no sólo no llegaron a tiempo las cantidades que se habían prometido desde la Nación, sino que también planteó la pregunta de por qué, ante las dificultades ahora existentes con los proveedores rusos y chinos, en su momento no se hicieron compras a todos los laboratorios que ofrecieron dosis. Una clara alusión a las fallidas negociaciones con Pfizer, entre otras cuestiones. Otra clara toma de distancia.
La anhelada pero lejana reforma
El contexto provincial no hacía muy sencilla la exposición evaluativa de la gestión local 2020. La oposición en general está totalmente enfrentada con el Gobierno y fue muy crítica del discurso. La deuda provincial heredada de Cornejo y por él no admitida es lo que más le achacan. Y por eso argumentan que Mendoza no se endeudó recientemente no por austeridad, sino porque nadie le quiere prestar.
El peronismo legislativo se había animado en la semana a una inédita llegada en grupo a las puertas del despacho de la ministra de Salud para intentar hablar con ella, argumentando que ésta no concurre a la Legislatura para informar sobre el manejo de la crisis sanitaria. Ana María Nadal no solo nos los atendió, sino que mandó a decir que los pedidos de informe que se le enviaron desde la Legislatura siempre fueron contestados.
También los representantes del peronismo se sumaron a las voces sindicales locales que piden restringir la presencialidad en las aulas. La propuesta fue por 15 días. Sintonía total con la postura que a nivel nacional tiene el Frente de Todos y que sustenta la batalla que libra contra la gestión porteña de Juntos por el Cambio. La respuesta a esta presión se escuchó por boca del Gobernador ayer. Los únicos en el PJ que no criticaron al titular del Ejecutivo fueron los intendentes, que valoraron el canal de diálogo que busca mantener éste para afrontar las estrategias de la pandemia.
Por otro lado, desde Ampros, la entidad que representa a los profesionales de la salud, reclamaron el viernes que el gobierno local fije un mes en “fase 1” para la provincia con el argumento de la saturación hospitalaria. Y hubo otras expresiones de descontentos sectoriales que se expresaron ayer frente al edificio legislativo.
En el aspecto puntual de la oposición, Suárez no ahorró calificativos para reprocharla por la negativa a debatir la reforma institucional que propone su gobierno. Volvió a cuestionar al justicialismo por haber dado la espalda a su ambiciosa propuesta luego de que durante la carrera por la gobernación, en 2019, Anabel Fernández Sagasti también se pronunciara por la necesidad de una reforma de la Constitución local. Acusó a sus opositores de “mezquinos” por esa postura cambiante y tajante que dejó en soledad a los legisladores del oficialismo en esa suerte de cruzada histórica. No obstante, siempre se escuchan voces del propio oficialismo que no comparten que, con el argumento de un sensible ahorro en los costos de la política, se sacrifique una cámara legislativa y las elecciones legislativas de medio término, entre otras cuestiones.
Una sola fecha para votar
Tal vez el anuncio más importante haya sido el de la decisión de unificar las elecciones provinciales con las nacionales, tanto PASO como generales. Aquí también se argumentó por parte del Gobernador el tema económico, el ahorro importante de gastos. Y la oposición no tuvo argumentos para poner reparos. Es un claro alivio para la Provincia porque los costos en este caso los asume plenamente la Nación.
En la práctica, esta definición de fechas para que se vote seguramente alentará, tanto en el oficialismo como en la oposición, la priorización de las negociaciones en cada partido o frente para definir listas y precandidaturas. Mantener el calendario electoral fijado por ley en nuestra provincia suponía esperar a los primeros meses del año próximo para concurrir a las urnas para elegir cargos provinciales y municipales. ¿Alguien puede prever en qué condiciones sociales y económicas puede llegar Mendoza en esa oportunidad en virtud de la incertidumbre reinante en el país? Lo dispuesto, por lo tanto, tiene lógica.
A priori, la unificación dispuesta le sienta muy bien al kirchnerismo, ya que su fuerte rol opositor local está sustentado en el anclaje nacional. Sin figuras relevantes, el PJ mendocino se referencia en el plano nacional. La gran excepción es Anabel Fernández Sagasti, que buscará ser nuevamente senadora nacional y es en estos momentos la dirigente referencial del Frente de Todos mendocino.
En cuanto al oficialismo provincial, si bien Suárez busca plebiscitar su gestión a mitad de mandato, con el acople al calendario nacional también puede recibir el empuje de los referentes que encabecen las listas para el Congreso, tanto al Senado como a Diputados. Prácticamente todas las encuestas llegan a esa conclusión.
Cambia Mendoza tiene más nombres para ofrecer que el PJ/kirchnerismo; también en este caso las listas nacionales serán las fuerzas tractoras del voto. Seguramente se acelerarán las negociaciones para ver qué deciden Cornejo, Cobos y otros que están anotados para la contienda. A muchos no los sorprendió el anuncio unificador de ayer porque Suárez es uno de los que más insistió en el seno de su partido para que aquellos referentes estén presentes en las boletas del próximo llamado electoral.