Somos lo que elegimos

Caudillos como Facundo Quiroga eran simples hedonistas bestiales o los paladines de la igualdad como se intenta catalogarlos hoy?. La respuesta carece de validez sin analizar el contexto.

Somos lo que elegimos
Facundo Quiroga es el personaje histórico más singular, más notable que puede presentarse a la contemplación de los hombres.

Tras la reorganización nacional y la consolidación del régimen constitucional en toda la República en manos del presidente Bartolomé Mitre, nuestro país tuvo que pasar por una larga etapa de convulsiones sociales, lideradas por los “últimos caudillos”.

Aquellos que según Manuel M. Zorrilla, “no tenían más bandera que el desorden y el pillaje, o creían por razones de tradición o atavismo, que no se podía pasar la vida sino a caballo y con la lanza en la mano. (…) El que se destacó entre ellos durante largo tiempo fue el célebre Peñaloza, conocido más generalmente con el nombre del Chacho, que en una de sus campañas llegó hasta apoderarse de la capital de la provincia de Córdoba. (…) Al lado de esos caudillos o independientemente de ellos, merodeaban otros do inferior categoría, reuniéndose a veces en un propósito común, o maniobrando cada uno aisladamente y por su propia cuenta; pero invocando todos la bandera del partido federal (…), aunque- los miembros serios e importantes de esa agrupación política que en algunas provincias conservaba todavía raíces profundas, se mantenían ajenos y hasta opuestos a esas detestables correrías.

”Manuel Marcos Zorrilla nació en Salta el 5 de febrero de 1848, su sed política lo llevó siendo muy joven a la Casa Rosada dónde comenzó como secretario personal de Nicolás Avellaneda y terminó a cargo de dos ministerios durante el gobierno de Juárez Celman. Su mirada, sin dejar de ser partidaria, da muestras del paralelismo histórico en torno a los caudillos. Cada época tiene su relato.¿Eran, entonces, simples hedonistas bestiales o los paladines de la igualdad, como intentan catalogarlos hoy? La respuesta carecerá de toda validez mientras no los analicemos en su contexto.

De manera atinada Domingo Faustino Sarmiento comprendió la importancia de conocerlos: “... en Facundo Quiroga –escribió- (…) veo (…) una manifestación de la vida argentina tal como la han hecho la colonización y las peculiaridades del terreno, a lo cual creo necesario consagrar una seria atención porque sin esto la vida y los hechos de Facundo Quiroga son vulgaridades que no merecerían entrar sino episódicamente en el dominio de la historia. Facundo, en fin, siendo lo que fue, no por un accidente de su carácter, sino por antecedentes inevitables y ajenos a su voluntad, es el personaje histórico más singular, más notable que puede presentarse a la contemplación de los hombres que comprenden que un caudillo que encabeza un gran movimiento social no es más que el espejo en que se reflejan, en dimensiones colosales, las creencias, las necesidades, preocupaciones y hábitos de una nación en una época dada de su historia.

´´En definitiva, observar a nuestros líderes es observarnos a nosotros mismos. Las creencias, aspiraciones y prácticas que nos dan identidad como pueblo se ven reflejadas en quienes seguimos. En momentos de crisis como el actual, mirarnos en ese espejo puede ser aún más letal que la montonera más brava.

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