El presidente de la Nación hizo el viernes un nuevo llamado a la solidaridad de los argentinos y a la toma de conciencia sobre la necesidad de vacunarse contra el Covid -19.
Rige un nuevo decreto de necesidad de urgencia (DNU) con restricciones por otro período de tiempo mientras se tramita en el Congreso una ley, sobre la que polemizan oficialismo y oposición, para dotar al Ejecutivo de un marco normativo que evite la firma periódica de medidas sobre la temática sanitaria.
Nada escapa a los malos efectos económicos que dejó la excesiva cuarentena de 2020, lo que llevó a que las medidas ahora aplicadas estén un poco más orientadas a lugares del país que ofrecen un panorama muy complicado en materia de contagios y muertes.
Por ejemplo, el áspero tema de la presencialidad en la educación parece encaminarse a algún punto de entendimiento, a partir de la decisión del gobierno de la provincia de Buenos Aires de autorizar el regreso a las aulas en los próximos días, luego de un excesivo receso en cuanto a esa modalidad.
En esta oportunidad el Presidente Alberto Fernández instó a los argentinos en general a cumplir con la vacunación, que no es obligatoria pero sí necesaria para enfrentar el embate del virus en sus múltiples variantes y transformaciones.
Esas palabras del titular del Ejecutivo contrastaron con las que pronunció semanas atrás, en las que había sido excesivamente crítico con sectores de la sociedad a los que acusó de haber tendido a un relajamiento presuntamente perjudicial en materia de prevención.
En muchos casos, dicho relajamiento obedeció, u obedece, al cansancio de emprendedores y empresarios medios y pequeños en general, que en casi todos los rubros han sufrido el efecto de los cierres forzados de sus actividades sin encontrar una adecuada solución a los serios problemas económicos que esa situación les produjo.
Es verdad que una de las pocas herramientas con las que cuenta el gobierno nacional para atenuar los efectos del coronavirus en los momentos más críticos es disminuyendo la circulación.
Fue una decisión lógica y debe ser aún respetada cuando se insiste con ella porque no está para nada dicha la última palabra en materia de inmunización.
Pero lo que no se puede tolerar es que se pretenda suplir la ineficacia en el plano vacunatorio con la aplicación de las mismas medidas a las que se recurrió en exceso cuando las vacunas contra el Covid-19 estaban aún en experimentación.
Todo indica que a partir de las próximas semanas la llegada de vacunas al país será mucho más abundante y de esa manera la cantidad de personas inoculadas aumentaría considerablemente.
Adquiriría de ese modo el país un nivel de inmunización más cercano al de otras administraciones de la región que tuvieron más tino a la hora de encarar sus negociaciones para hacerse de vacunas.
Es por ello que a pesar de las críticas que ha merecido el abordaje de la política de vacunación encarada por la Nación, es importante que, como dijo el presidente Fernández, la gente se acerque a los lugares de vacunación y mantenga las acciones preventivas básicas, de modo de atenuar los posibles contagios.
La misma estrategia sigue manteniendo el gobierno de Mendoza, siempre propenso a las flexibilizaciones, pero sin caer en riesgos innecesarios.