Un reporte del Instituto Nacional de Vitivinicultura que se conoció esta semana muestra que a pesar del boom que ha atravesado la industria en la última década la superficie cultivada fue menor a la registrada en 2010.
El informe señala que se perdieron 6.652 hectáreas entre 2010 -2021 y que Mendoza y San Juan fueron las provincias que aportaron esa baja significativa.
El departamento de San Martín encabezó disminución de la superficie y perdió la mitad del total de la década: 3.127 hectáreas, seguido por Maipú que perdió 2.454 hectáreas y San Rafael con 1.731 hectáreas. En total en el país se perdieron 1.502 viñedos, lo que se podría traducirse a por lo menos más de 1.000 productores que se salieron del sistema.
Es evidente que, tal como se explica en estudio del organismo nacional, “hay una reconversión de negocios (ligados a cambios varietales y productividad)”, todo ello enmarcado en un contexto de cambio climático y falta de disponibilidad hídrica.
Ahora, el dato que llama la atención es que sólo entre 2020 y 2021, se perdieron 3.452 hectáreas con destino a elaboración, la gran mayoría de ellas rosadas y blancas. Las razones: los bajos precios pagados al productor y también la baja en la demanda de ese producto.
Además, lentamente hay un proceso de reordenamiento en los viñedos: la tendencia indica que las propiedades son cada vez más grandes. El tamaño medio del viñedo en el año 1990 era de 5,8 hectáreas, en el año 2000 de 8,0 hectáreas, en 2010 de 8,8 hectáreas y en el año 2020 de 9,1 hectáreas.
Por supuesto, las variedades más cultivadas en el país son: Malbec (22%), Cereza (12%), Bonarda (8%), Cabernet Sauvignon (7%) y Criolla Grande (6%).
La variedad que más ha aumentado su superficie desde el año 2000 es Malbec (30.019 ha), pasando de 16.347 ha a las actuales 46.366 ha.
Sobre el final es interesante destacar que los problemas de la vitivinicultura, dan la sensación de recientes, es que el 50% la superficie de vid del país se ha implantado luego del año 2000 (107.259 ha). El dato da cuenta de los cambios que atravesó la industria durante todos estos años, pero también pone en perspectiva los discursos que aseguran que los problemas que atraviesa el sector primario tienen entre 30 y 40 años de antiguedad.
