“Mi amado amigo: He sabido con el mayor sentimiento la enfermedad de usted. Dios quiera que no haya seguido adelante y que esta le halle en entera salud. Hago memoria que usted me dijo pasaba de los 36 años y esto me consuela, porque he oído a médicos, de mucha fama, que a esa edad, ya no es temible echar sangre por la boca, a menos que no provenga de algún golpe. Sea lo que fuere, quisiera dar a usted todo alivio, pues mi gratitud es y será siempre invariable, con ella me diré eternamente su Ml Belgrano”.
Esta breve carta escribía el otrora General en Jefe Ejército del Norte a su gran amigo y compañero José de San Martín el 28/04/1814, mientras preparaba su viaje a Buenos Aires a resultas de que: “se me ha negado la licencia absoluta, porque tengo que responder por mi conducta en un consejo de guerra, que celebro infinito y se me permite elija lugar para vivir en la jurisdicción de Córdoba o Cuyo. Aún no me he puesto en marcha por mis males que se repiten como consecuencia de las malditas tercianas y de mis trabajos; si sin embargo de esto puedo ir, aunque sea de solado con usted, me alegraría, pues deseo batirme con esa indecente canalla que sólo por castigo del cielo pudo arrollarnos…”, según sus propias palabras expuestas en otra carta, de similar tono, a su amigo José.
Por eso días San Martin solicitaba licencia, como jefe del ejército, a raíz de las dolencias comentadas por Belgrano; y el 06/05/1814 el Director Supremo se la condedía “para cuidar su salud” disponiendo se delegase el mando en el Coronel Fernández de la Cruz.
Pero los males seguían y el 18/07/1814 Posadas decía a San Martín: “… Aunque usted me dice que sigue aliviado, todos los amigos me aseguran que está usted malísimamente en ese desierto; que es un poco desarreglado; que su enfermedad es grave y la cura larga y prolija. ¿Por qué, ya que no quiere usted venirse a su casa, por qué digo, no baja a esa Ciudad de Córdoba que está tan inmediata, adonde, al menos tendrá otros auxilios que en una casa de campo, y tendrá el de la sociedad que suele ser el principal por la distracción”.
Finalmente San Martín decidía su viaje a Córdoba, a fin de recuperarse, para luego continuar sus servicios a la causa.
Al tiempo que esperaba en la ciudad mediterránea la designación de Gobernador Intendente de Cuyo, nombramiento expedido por el Director Supremo el 10/08/1814 “a su instancia y solicitud”, prueba cabal de que Mendoza era el destino previsto por el Gran Capitán para dar comienzo a su plan de liberación continental, y mientras continuaba su correspondencia con el Director Posadas respecto al triunfo de Montevideo y otros temas de Gobierno, recibía amigos y camaradas con los que trataba asuntos relativos a la revolución.
Uno de los visitantes, un oficial que había servido a las órdenes de Belgrano y luego a las suyas en el ejército del Norte: José María Paz recordaría, en sus memorias, aquel encuentro diciendo: “Cuando llegué a Córdoba, estaba el General San Martín en una estanzuela, a cuatro leguas de la ciudad, siempre diciéndose enfermo. Estuve a visitarlo con otras personas, nos recibió muy bien y conversó largamente sobre nuestra revolución. Entre otras cosas dijo: Esta revolución no parece de hombres sino de carneros. Para probarlo refirió que ese mismo día había venido uno de los peones de la hacienda a quejársele de que el mayordomo, que era un español, le había dado unos golpes por faltas que había cometido en sus servicios. Con este motivo exclamó: Qué les parece a ustedes; después de tres años de revolución, un maturrango se atreve a levantar la mano contra un americano! ¡Esta es, repitió, revolución de carneros!. (…) Se dijo que se le había ofrecido al General San Martín el Gobierno de Córdoba y que no lo admitió, más aceptó el de Mendoza, adonde marchó. Con su vista perspicaz, parece que veía los desastres que iban a ocurrir en Chile y la importancia política que iba a adquirir la provincia de Mendoza, debiendo ser la cuna del ejército de Los Andes que tantas glorias dio a la patria y que puso en transparencia el mérito superior del general que lo mandó”.
Tal lo reseñado, recibidos los despachos de Gobernador, el 27/08/1814 José Francisco emprendía viaje hacia la “Ínsula Cuyana” para tomar, entre el 6 y 9 de setiembre, posesión de su cargo, iniciando la labor de gobierno como líder político y gran administrador de Cuyo, dando forma al Plan de emancipación Sudamericana a partir de la formación del Ejército Libertador, el impulso a la Declaración de Independencia, el Cruce de los Andes, la Campaña de liberación de Chile y finalmente la expedición libertadora, el gobierno fundacional y la proclamación de la independencia del Perú.
* Docente y Ensayista. Autor del Libro: “San Martín, modelo de líder americano”.