Nuestro proyecto para desarrollar Mendoza por regiones ha tenido más discusión por la reducción de concejales, ya que planteamos pasar de 196 a 30, lo que implica reducir costos por más de $10.000 millones al año, que por el impacto en el progreso de nuestra provincia.
En esa consecuencia quiero detenerme en estas líneas para poder discutir proyectos independientemente de las chicanas que no ayudan al debate.
Nosotros tenemos claro que mientras algunos se pelean por quién representa más a Javier Milei, nosotros estamos concentrados en defender a nuestra provincia.
Imagínense una Mendoza donde cada región pueda agregar valor a su producción, que no sea exportada solo como materia prima, sino mediante productos elaborados y terminados en nuestra provincia, en nuestras regiones, en nuestros municipios, en nuestros distritos.
Es decir, con el ganado menor en el secano; vinos, mosto, verduras y alimentos en el Sur, Este y Valle de Uco; y la producción industrial en el Gran Mendoza.
Uno de los objetivos principales es establecer un tránsito moderno, con mejor infraestructura y conectividad por la ruta nacional 7 entre la Zona Este y el límite con Chile. Invertir en la ruta nacional 40 desde el norte hasta el sur. Las rutas pendientes y postergadas sureñas, así también como todos los caminos rurales que necesitamos mejorar en todos los oasis, que nos permitan que la producción sea acompañada con una logística adecuada.
Reimpulsar a nuestras Pymes y emprendedores que hoy no tienen incentivos fiscales ni económicos, al contrario, están sufriendo una asfixia que no les permite crecer y generar más empleo. Pero fuentes de trabajo de calidad, y con sueldos acordes.
Cuando cada región, en conjunto con la Provincia pueda establecer sus propios contactos comerciales en otros lugares de la Argentina y del exterior para ubicar productos elaborados, desarrollados y terminados acá, todas estas metas serán posible.
Esta reforma que planteamos no sólo apunta a responder una demanda social de disminuir el gasto político, sino que fundamentalmente tiene entre sus bases el crecimiento económico federal, en todos nuestros oasis, y además proyecta un futuro.
Es un desarrollo posible, adecuado a nuestra gente, a nuestra geografía y a nuestra cultura.
Estamos hablando de una Integración exportadora con una adaptación receptora de turismo nacional e internacional.
Con una inmediatez territorial en la toma de decisiones, lo cual garantiza mayor transparencia en la afectación de los recursos económicos, inversión, y recursos hídricos, además, de la distribución del agua para la producción.
Con estas medidas podemos triplicar la producción, nuestra industria y el turismo. El efecto impactará en la generación de empleo directo e indirecto y permitirá el progreso de nuestra Provincia, tan estancada hace décadas.
Con la descentralización podremos aprovechar los terrenos aptos para la construcción de viviendas en un esquema público privado para recuperar el atraso y acumulación del déficit habitacional que arrastramos por la diferencia entre viviendas construidas y la necesidad insatisfecha de viviendas en los últimos años.
Un capítulo fundamental es recuperar el ferrocarril para unir las regiones dentro de Mendoza, la conexión con otras provincias e inclusive el paso a Chile tanto por Libertadores, que funcionó perfectamente para luego ser desmantelado y el del Sur, aprovechando la decisión de los gobiernos locales que formaron un consorcio específico para este desarrollo pero que no consiguió el apoyo para concretarlo.
Hoy al tener monopolizada por ruta toda nuestra conectividad hace que sea más cara y de imposible mantenimiento una logística de transporte adecuada a la capacidad exportadora de Mendoza.
Este cambio del tablero de comando provincial producirá un derrame de beneficios a lo largo y ancho del territorio provincial y la cadena de valor que se construye será sólida, permitiéndonos a los mendocinos salir de la decadencia que venimos sufriendo en los últimos años.
* El autor es Diputado provincial. Exintendente de San Carlos.