Reforma en Educación: hay intenciones nefastas

Una Ley de Educación sólo puede concretarse en una construcción social con procesos amplios y extensos. Los y las trabajadoras de la Educación exigimos tener voz y representación, en condiciones plenas de presencialidad.

Reforma en Educación: hay intenciones nefastas
Una Ley de Educación sólo puede concretarse en una construcción social con procesos amplios y extensos. Los y las trabajadoras de la Educación exigimos tener voz y representación.

¿Por qué no al Proyecto de Educación en Mendoza en este contexto de pandemia? Hagamos un poco de historia de corto plazo. Hace más de cinco meses que, con días nublados y esos intensos fríos, sostenemos la escuela pública con recursos propios y un salario congelado a 2019.

Cada casa de todo docente se transformó en un aula, un taller, un laboratorio, una biblioteca, una micro administración. Ningún docente dudó en sostener su escuela, acompañar a sus alumnos y contener a las familias.

Llegó setiembre y una espera; nuevos y variados aromas, colores y la inmensa posibilidad de un posible control del virus.

Pero los aromas de esta primavera mendocina son muy distintos. Hay desconcierto, incertidumbre, bronca, rabia en el gremio docente.

Porque de un momento a otro circula un borrador en el que se advierten nuevamente intenciones nefastas del pasado. De ese pasado en el que la educación fue un servicio y una mercancía. En el que la descentralización de las escuelas nacionales a las provincias no estuvo acompañada por presupuesto educativo. Un pasado en el que la precarización laboral provocó la mayor desigualdad salarial entre los docentes de Argentina. Donde coexistieron tantos planes de estudio como provincias.

Frente a esto, conquistamos dos leyes que, a nuestro entender, deben ir a la par. Una Ley Nacional que define a la educación como derecho, como un bien personal y social, y la ley de Financiamiento Educativo, que no sólo marca el porcentaje destinado a educación y proyección de crecimiento. En ambas se puso en valor el ámbito de diálogo y de acuerdo: la negociación paritaria. Ámbito que, en la provincia de Mendoza, desde hace seis años, es una pura nada.

Por ello, “estimados” Gobernador, director General de Escuelas, legisladores de todos los bloques: deben entender que una ley general de Educación provincial, sólo puede ser una construcción social con procesos amplios y extensos. Y que los y las trabajadoras de la educación exigimos tener voz y representación, en condiciones plenas de presencialidad. Igual que para la comunidad educativa toda: estudiantes, familias, especialistas.

Necesitamos un Estado provincial garante real de la educación mendocina, con un presupuesto que posibilite el proceso de enseñar y aprender sin la desigualdad escandalosa de hoy. Necesitamos trabajo educativo con estabilidad en el cargo, por concurso de méritos, mediante cuerpos colegiados.

Necesitamos escuelas en condiciones edilicias adecuadas con todos los recursos materiales, dispositivos y conectividad necesarios, para que nuestras y nuestros estudiantes tengan todas las oportunidades efectivas.

Como diría la querida Mercedes Sosa: “Soy el olvidao, el mismo que un día se puso de pie tragando tierra y saliva”. Estamos de pie, la Educación no se negocia.

*La autora es Secretaria General del Sute, Seccional Maipú.

Edición y producción: Miguel Titiro.

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