La construcción y operación del Ferrocarril Trasandino (en su recorrido entre Mendoza y la localidad chilena de Los Andes) mostró, durante su operación, características teñidas de epopeya en un marco adverso por las condiciones climáticas de su recorrido. No obstante, sería ocioso detenerse en sus aspectos meramente ferroviarios.
Ya desde el inicio de sus obras en 1887 hasta la habilitación del Túnel de la Cumbre en 1910, posibilitó el paulatino crecimiento de las localidades cercanas a su traza, facilitando que surjan emprendimientos turísticos.
La iniciativa privada emprendió el aprovechamiento turístico de la belleza y recursos naturales de la montaña. Estos hoteles de turismo fueron Puente del Inca (1903), Cacheuta (1913), Uspallata (1935) y Potrerillos (1942). De estos emprendimientos, Cacheuta se convirtió en un polo turístico y de primer nivel, aprovechando la belleza de sus paisajes y los beneficios de sus aguas termales. Esta explotación turística se mantiene vigente.
Los hoteles de Potrerillos y Puente del Inca ya no existen. El servicio ferroviario de pasajeros fue clausurado en septiembre de 1979, y el transporte de cargas en 1984.
La habilitación del Túnel Internacional Cristo Redentor en 1980 mejoró la circulación carretera.
La construcción del dique Potrerillos, habilitado en 2003, afectó la traza ferroviaria, perdiéndose parte de la vía y estaciones.
Este es el panorama que muestra la circulación por el Corredor Internacional, envuelto en crónicas incomodidades tanto para el tránsito por la ruta o para el acceso a lugares de innegable valor turístico.
En 2012, el gobierno mendocino habilitó, para el servicio de transporte urbano de pasajeros, el Metrotranvía (MTM), de tracción eléctrica. Siguiendo la traza del antiguo Ferrocarril San Martín, unió a Mendoza Capital con General Gutiérrez (Maipú). En 2019 fue ampliado el recorrido hasta Panquehua (Las Heras). Actualmente se encuentra en obras la ampliación del recorrido desde el aeropuerto provincial hasta Luján de Cuyo.
Este servicio es evaluado por los usuarios como sumamente apto por sus condiciones de confort, puntualidad y seguridad en su circulación.
Ahora bien, teniendo en cuenta la histórica experiencia del Trasandino, y la efectiva operación del Metrotranvía, es posible revivir la conexión por vía férrea con la alta montaña mendocina.
Debe tomarse como concepto rector, que la conectividad es imprescindible para hacer atractiva una propuesta turística.
Utilizando el sistema de tracción eléctrica del MTM y su material rodante, es posible unir Luján de Cuyo con Cacheuta. Otra variante es desde Estación Benegas, paralelo a la ruta Panamericana.
Desde Potrerillos hacia el oeste, existen varias opciones técnicas. Como ejemplo se puede mencionar el tren alimentado por energía solar en la provincia de Jujuy. También existen vehículos carreteros adaptados para su tránsito por vías férreas, ideales para recorrer no más de 50 kms.
Desde Potrerillos podría recuperarse la comunicación entre esta cabecera y Uspallata, Polvaredas, Punta de Vacas, Puente del Inca, llegando a inmediaciones del Aconcagua y la Laguna de Horcones.
Valorando su potencial turístico, Mendoza debe optar claramente por mejorar la accesibilidad a la alta montaña, sus paisajes y experiencias, proyectando nuevos establecimientos de atención turística.
Asimismo, debe asumirse que el potencial transporte por vía férrea sería complementario al existente por vía carretera.
Es posible, inversiones mediante, comunicar el aeropuerto de Mendoza con Cacheuta mediante el MTM. Y de ser factible, comunicar la aerostación provincial con el Aconcagua, mediante trasbordo.
La experiencia histórica, la eficaz operación actual del Metrotranvía, y el empuje del turismo como factor de desarrollo económico, son factores que justifican el estudio de una medida claramente estratégica, que permitirá la integración definitiva de la alta montaña con la zona urbana, y mejorar la oferta turística de la provincia.
* El autor es ferroaficionado.