Fundir o doblar botellas de vino, hacer floreros, porta velas, vasos, copas, o lámparas con ellas, y si se tiene habilidades pintarlas, son alguna alternativa a la hora de reciclarlas.
Pero, ¿qué hacer con las que no tienen ese destino y se acumulan en nuestros hogares?
En California, promover la reducción de la basura y fomentar el reciclaje, mediante la implementación de un depósito reembolsable en los envases de vinos, se ha convertido en un importante desafío a partir del 1 de enero de 2024.
Mediante la Ley de Reciclaje de Envases de Bebidas de California y Reducción de Basura, también conocida como “Ley de Botellas”.
Esta iniciativa permitirá a los consumidores recuperar el depósito pagado al devolver los envases vacíos a los centros de reciclaje designados, ubicados en supermercados, estaciones de servicio y otros establecimientos.
Al pagar el depósito al momento de la compra, los consumidores tienen la oportunidad de recuperar ese monto al devolver los envases vacíos a los centros de reciclaje designados.
Esto no solo promueve la responsabilidad individual, sino que también genera conciencia sobre la importancia del reciclaje y la reducción de residuos.
Así, se evita la necesidad de extraer y procesar nuevas materias primas para fabricar envases.
La reutilización de estos envases reduce la demanda de recursos como el vidrio y el plástico, que son costosos de producir y pueden tener un impacto significativo en el medio ambiente durante su fabricación.
Al reciclar, se disminuye la presión sobre los ecosistemas naturales y se contribuye a la conservación de la biodiversidad.
Además, este sistema contribuye a la reducción de la contaminación ambiental.
El adecuado manejo de los envases de vino y bebidas espirituosas evita que terminen en vertederos o sean arrojados de manera indiscriminada en la naturaleza.
Entre nosotros, basta recorrer los lugares de recreación pública tras un fin de semana o acequias y canales para constar esta realidad.
Estos envases pueden tardar muchas décadas o incluso siglos en descomponerse, liberando sustancias tóxicas al suelo y al agua.
Al reciclarlos adecuadamente, se evita la contaminación del entorno y se preserva la calidad de los recursos hídricos y del suelo.
Coincido en quienes me inspiré, Bahaneh Hobel y Theresa Barton, de los beneficios de este sistema de depósito y devolución en la protección del medio ambiente y la conservación de los recursos naturales.
* El autor es abogado.