El 13 de marzo de 1850 falleció en Buenos Aires el general Juan Martín de Pueyrredón, cuya figura trascendió debido a la participación activa que tuvo en nuestro proceso independentista. Podemos decir que dentro de este marco interpretó un papel fundamental desde mayo de 1816 hasta junio de 1819, a cargo del Directorio y apoyando desde allí el Cruce de Los Andes.
Nuestro personaje nació el 18 de diciembre de 1777 en Buenos Aires, siendo el sexto de once hermanos. Hacia fines del siglo XVIII fue enviado a España a estudiar. La muerte repentina de su padre lo obligó a asumir las responsabilidades del negocio de la familia en Cádiz, abandonando los estudios.
Pasó los años siguientes viajando por una fascinante Francia revolucionaria y una España decadente.
Regresó a nuestro país brevemente, justo a tiempo para vivir las invasiones inglesas y tras dicho episodio regresó a la Península Ibérica.
Allí presenció el comienzo de la traicionera invasión napoleónica a Madrid y decidió embarcarse hacia Buenos Aires.
Tras ser demorado en Brasil, llegó a la patria tras los sucesos de Mayo incorporándose al movimiento revolucionario de inmediato.
Tras un enfrentamiento en 1812 con José de San Martín ambos hombres trabajaron juntos y cultivaron una gran amistad.
Hacia 1816, mientras el Libertador preparaba su gran hazaña en Mendoza, Pueyrredón envió religiosamente cargamentos desde Buenos Aires para colaborar. Con la última remesa escribió al Gran Capitán: “Van los 2.000 sables de repuesto que me pide. Van 200 tiendas de campaña o pabellones, y no hay más. Va el Mundo. Va el Demonio. Va la Carne. Y no sé cómo me irá con las trampas en que quedo para pagarlo todo. A bien que en quebranto cancelo cuentas con todos, y me voy yo también para que me dé V. del charqui que le mando. ¡C…! no me vuelva V. a pedir más, si no quiere recibir noticia de que he amanecido colgado en un tirante de la Fortaleza”.
Fue aquel un vínculo genuino, al punto de que don Juan Martín se preocupó en numerosas oportunidades por la salud de San Martín. En una carta a Tomás Guido escribió al respecto: “He procurado con insistencia persuadir a San Martín que abandone el uso del opio, pero insuficientemente, porque me dice que está seguro de morir si lo deja; sin embargo me protesta que sólo lo tomará en sus accesos de fatiga”.
Es importante aclarar que debido a los fuertes dolores que atacaban continuamente al prócer, éste solía recurrir a dicha sustancia para lograr algo de calma mientras trabajaba por la libertad americana.
Regresando a Pueyrredón, además de destacable hombre de la Patria fue padre de uno de los máximos artistas plásticos argentinos: Prilidiano Paz Pueyrredón quién –siendo también arquitecto- diseñó la quinta presidencial en Olivos.
Como vemos, detrás de cada personaje hay un lado B para descubrir y comprender mejor nuestra historia.
*La autora es Historiadora.