El hecho de que el primer ministro de Canadá y el presidente de México hayan sido los primeros interlocutores telefónicos de Biden, confirma la prioridad del segundo de estos países en el contexto regional. Después de estos dos llamados, los que Biden realizó a Merkel y Macron delinearon una segunda prioridad. La idea de Norteamérica como una región ha ido ganando fuerza en los Estados Unidos desde la firma del NAFTA a comienzos de los años 90 del Siglo XX.
Ya las calificaciones internacionales que se realizan en Estados Unidos -como la de la Universidad de Pennsylvania sobre los think-tanks- muestra a América en dos divisiones: Estados Unidos, Canadá y México por un lado y sur y Centroamérica y Caribe por el otro.
El primer punto en el cual la Administración Biden ha formalizado un cambio respecto a la visión regional de Trump ha sido, como era previsible, Cuba. La vocera del presidente estadounidense anunció que la posición de su país respecto al régimen castrista está en “revisión”. La condición para ello es ante todo el respeto de la democracia y los derechos humanos en el país. Cabe recordar que durante la Administración Obama se normalizó parcialmente la relación con Cuba y en ello pareció haber una acción coincidente del entonces presidente estadounidense con el Papa Francisco, que asumió en 2013. Cuba parece haberse anticipado al cambio cuando a fines de 2019 realizó su reforma monetaria, eliminando la moneda no convertible y dejando sólo la convertible de las dos que tenía. Para Cuba los dólares provenientes del intercambio con Estados Unidos -sobre todo turístico- son vitales en momentos que su economía enfrenta dificultades, las que ya eran previas a la pandemia.
Respecto a Venezuela, el nuevo canciller Blinken confirmó la posición de Biden durante la campaña electoral: Maduro es un dictador. En este caso, por el contrario, la Administración Biden ha marcado una continuidad en la política respecto a Venezuela. Las fuerzas políticas “progresistas” de América Latina esperaban una revisión como la que se ha anunciado respecto a Cuba. Pero los 8 años de Obama en la presidencia, en los cuales Biden jugó un papel importante como interlocutor hacia América Latina, mantuvieron una posición crítica con respecto a Maduro, con una constante exigencia en materia de régimen democrático. Las autoridades venezolanas han reaccionado reclamando a Biden que deje de responder al electorado hispano de Florida en el contexto del cual actúan los exiliados venezolanos. Al problema del régimen político se agrega el apoyo que el régimen de Maduro tiene por parte de Rusia y China, que permiten la sobrevivencia pese a las sanciones económicas de Estados Unidos que impiden comerciar petróleo venezolano a través de tercerizaciones, en las cuales juega un rol importante Irán y a veces Turquía. Hay quienes piensan que la Administración Biden podría flexibilizar la posición que ha expresado de condena cerrada al régimen de Maduro, teniendo en cuenta que los países de la Unión Europea rechazaron el pedido del Parlamento Europeo para que mantenga el reconocimiento al gobierno de Guaidó, cuyo apoyo ha disminuido en América Latina. Por su parte, el chavismo tiene puestas sus esperanzas en las elecciones presidenciales que tendrán lugar en 2021 en Latinoamérica. El 7 de febrero fueron las presidenciales en Ecuador. La apuesta ahora es a que se imponga en segunda vuelta el candidato respaldado por Rafael Correa (Andrés Arauz) que salió primero y bien posicionado en la primera vuelta del domingo pasado. El 11 de abril tienen lugar las elecciones presidenciales en Perú. A menos de 4 meses de la elección, el panorama es muy incierto, con un sistema de partidos fraccionado y cuestionado y el desgaste de la dirigencia por los malos resultados en cuanto a la pandemia. Pese a todo, es más probable que algún outsider proveniente de centroderecha se imponga a que lo haga alguien que provenga de las filas del “progresismo”, al que apuesta el régimen venezolano. La elección presidencial chilena -previamente a la elección de constituyentes- tiene lugar el 21 de noviembre, donde las candidaturas aparecen inciertas y el candidato con más intención de voto -pero que no llega al 20%- es un dirigente comunista (Daniel Jadue), alcalde de un suburbio de Santiago. Respecto a Colombia, es posible que el nuevo gobierno norteamericano intente respaldar los acuerdos de paz con las FARC, que enfrentan dificultades.
Frente a la nueva situación política en Estados Unidos, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, giró hacia Washington, buscando atenuar las diferencias sobre medio ambiente.
Pero la presencia e influencia de China en América Latina es prioridad regional en la atención de la nueva administración de Estados Unidos sobre la región.
*El autor es Consultor y Escritor.