Hace tiempo que vengo leyendo y escuchando por radio, la opinión de algunos políticos justicialistas respecto a la inconveniencia de realizar la obra Portezuelo del Viento.
Esta postura fue parte de la plataforma electoral del justicialismo para no permitir que un gobierno radical, en tiempos nacionales de kirchnerismo, pudiera hacer la obra más importante del país y la más importante de la historia para Mendoza.
Como no lograron que se incumpliera por parte de Presidencia, el buen convenio firmado por Cornejo, que imponía condiciones graves, transformando la obligación en una deuda ejecutiva con plazo vencido (yo había sugerido demandar al Presidente Los Andes 20/6/2020), se dedicaron a boicotear el proyecto con temas remanidos.
Así plantearon nuevamente el impacto ambiental, altura de la presa, falta de caudal, desarrollo zonal etc.
Todos estos argumentos eran los afirmados por La Pampa.
Sabían que todo ello constituía falacias. “Ad populum” y “apelaban al asentimiento popular: recurso favorito del propagandista, del demagogo y el que pasa avisos”.
El impacto ambiental de la presa lo habían hecho varias universidades de Argentina y había participado del extranjero la prestigiosa Harvard.
Además, acaba de aclarar el Gobierno Nacional que no se pedirá nuevo impacto por ser innecesario y demencial.
Pretendían que se evaluara por el concepto de “cuenca” más de 60.000 kilómetros cuadrados.
La otra crítica referida a la altura de la presa tiene estudios de cientos de técnicos argentinos y de universidades especializadas en energía y caudales; el proyecto tiene una altura de 185 metros, una capacidad de embalse de 2 mil hectómetros cúbicos y una potencia de 210 MW.
La falta de caudal del Río Grande (luego de nueve años de seca y punto de terminar el fenómeno cícilico), no imposibilita llenar la presa; demorará aproximadamente cuatro años, pero en un buen año llovedor bastaría mucho menos para hacerlo.
El año pasado llovieron más de 400mm contra el promedio de 250mm que tenemos normalmente.
Por último, la crítica al bajo desarrollo de la región y las actividades en Malargüe, basta recordarle que en EEUU la presa Hoover de Nevada, otrora la más grande del mundo, desarrolló sitios como Las Vegas.
No puede castigarse más a Malargüe. Le imposibilitaron Vale, la explotación petrolera (Vaca muerta explota desde Neuquén), la actividad minera y ahora Portezuelo.
Para colmo de males, como las opiniones son falaces, pretenden ahora manejarle la inversión al Gobierno provincial, aconsejando obras necesarias para el oasis del Valle de Uco y Gran Mendoza, sacrificando el sur provincial, pretendiendo traerse las inversiones a esta zona.
Una verdadera lástima. La política se ha involucrado en un tema técnico.
Dio pena la opinión de Rodolfo Gabrielli en la campaña del 2019, luego Carmona “Presidente del justicialismo” en el 2020 hablando desde La Pampa, y dándole la razón a los gobernadores pampeanos Berna, Ziliotto, y a otros personajes que consideran a los mendocinos como enemigos.
Los gobernadores vecinos, ahora justicialistas (contrarios a Cornejo y Suárez) se han opuesto luego del cambio de partido a la realización de la obra. Así Kicillof de Buenos Aires, Carreras de Río Negro y Gutiérrez de Neuquén revocaron la opinión favorable que ya habían expresado en el Coirco.
Una vergüenza y un desatino, que perjudica, una vez más, gravemente a Malargüe que con razón pretende irse de la Provincia.
La historia condenará a los políticos que han pregonado la inviabilidad de la obra y pretenden evitar su construcción, manejando las inversiones para los otros oasis de la provincia.
*El autor es Profesor de Derecho Administrativo.