Políticos ¡Reaccionen! ¡Vamos mal!

Los candidatos entre los cuales está el que o los que o las que nos vayan a gobernar a partir de diciembre ya no se pueden modificar. Lo que si se puede modificar es su conducta, sus acciones, sus decires.

Políticos ¡Reaccionen! ¡Vamos mal!
Alberto Fernández, Patricia Bullrich, Cristina Fernández de Kirchner, Horacio Rodríguez Larreta y Javier Milei. Foto: web

Hay un clamor popular que cruza todos los estratos sociales reclamándoles a los políticos que se ocupen de la realidad, hoy, no mañana, esto porque hay 45% de pobres y en aumento, 100 x 100 de inflación anual y en aumento y además recesión.

En este clima muy razonablemente crece quien expresa la bronca contra la “casta” que no son otros que esos políticos que no se ocupan del hoy, sin distinción partidaria.

Hay algunos, no sé cuantos, entre los que me encuentro, que entendiendo profundamente las razones de la bronca no creemos que la salida esté en que quien expresa hoy ese enojo nos pueda gobernar con éxito, por múltiples razones que están a la vista.

No creo tampoco que seguir echando leña al fuego sea la mejor conducta a seguir, en especial aquellos que no estamos entre los más perjudicados de este descalabro, aunque ganas no nos falte y podría producir algún supuesto rédito.

La suerte está echada, los candidatos entre los cuales está el que o los que o las que nos vayan a gobernar a partir de diciembre ya no se pueden modificar.

Lo que si se puede modificar es su conducta, sus acciones, sus decires.

Algunas sugerencias entonces para que no nos gane el espanto.

Comprométanse en serio a que el que gana gobierna y el que pierde ayuda. Comprométanse a realizar acuerdos duraderos.

Hagan algún mea culpa de la enorme bolsa de errores, desaciertos, fracasos y falta de transparencia y austeridad que cargan en sus espaldas como todos los que pasamos por la función pública, y dejen de señalar los errores, fracasos etc del eventual contrincante. Dejen de echarles la culpa a otros y reconozcan la que la tiene cada uno.

Todos los que hemos pasado por la función pública, en más o en menos, estamos en deuda con los ciudadanos de a pie, hay un fracaso reincidente que debemos asumir, seguirlo negando o poniendo las responsabilidades en otros o afuera hará que perduremos en los errores.

Comprométanse a que en esos acuerdos a realizar siempre serán consultados antes lo que estudiaron los temas, los que son sus actores principales, trabajadores, emprendedores, estudiantes, docentes, padres, etc.

Comprométanse a que los organismos de control quedaran en manos de ciudadanos desvinculados de la política partidaria, que nos hagan creer que no hacen negocios espurios con dineros públicos, que no llegan a la función para mejorar notoriamente su nivel de vida.

Asuman y que se les note en la cara que son conscientes de la gravedad y urgencia de encontrar caminos de solución que den vuelta la curva de esta insoportable decadencia.

En fin, reaccionen y que se note. Hay algunos que contra toda esperanza estamos dispuestos a ayudarlos a que acierten, porque tenemos el convencimiento por experiencia histórica que ni la violencia, ni los estallidos, ni cuanto peor mejor conducen a ninguna solución, al contrario, agravan los males, que no son pocos.

*El autor es abogado y ex gobernador de Mendoza

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