Siempre se supo que en Mendoza se robaba el agua potable, una situación con registro de años, y que nunca pudo ser neutralizada.
Los Andes acaba de reactualizar el tema en una nota publicada el lunes 11/1/21, en la que Agua y Saneamiento Mendoza (Aysam) admitió que el latrocinio de líquido en nuestro medio alcanza a 200 litros por segundo.
Esa fuga equivale al 20% de la producción de la planta potabilizadora de Potrerillos, cantidad con la que se podría abastecer a 50 mil personas.
El origen de la voluminosa fuga es el desmedido avance habitacional en las zonas del piedemonte, donde se instalan barrios y viviendas unifamiliares sin ton ni son que, en general, no cuentan con la factibilidad del imprescindible elemento, pero igual se da la autorización para construir: total después pinchando cañerías de la empresa que provee el vital líquido, se accede al servicio.
En este caso el líquido es captado por medio de conexiones clandestinas a los dos caños del acueducto Potrerillos, que pasa por los distritos del piedemonte de Luján, en las cercanías de la ruta provincial 82, que conduce a Cacheuta.
De forma directa, las consecuencias de este hurto se sienten en zonas de Vistalba (principalmente sobre calle Sáenz Peña), Chacras de Coria y en algunos barrios del oeste lujanino. Pero, en forma indirecta, repercuten también en la provisión de líquido al oeste de Godoy Cruz, Cuarta, Quinta y Sexta secciones de Ciudad, y también al oeste de Las Heras. Esto es así porque el citado acueducto abastece a la planta de Alto Godoy.
Según la denuncia de las autoridades de Aysam, se ha generado una “industria de la clandestinidad”.
Hay una causa judicial en marcha por el robo de líquido, pero, con independencia de que se proceda o no con rapidez, los tiempos judiciales no darán para frenar el latrocinio de inmediato y la irregularidad persistirá porque no se puede dejar sin el vital servicio a las familias que lo reciben, no obstante, la procedencia ilegal en determinados casos, no todos.
Como dijimos, ahora habrá que aguardar la solución de este problema puntual, que inclusive deberá contemplar cómo se asistirá a quienes se apropian del servicio por vía de la sustracción. Pero, deben acceder al agua.
Asimismo, deberá procurarse una solución a la falta de planeamiento oficial de los servicios básicos, como electricidad y agua.
Cuando no se cuenta con planificación que prevea con anticipación la provisión de recursos esenciales para habitar en el territorio, las demandas sociales se tornan informales, acudiendo a la toma de terrenos y conexiones clandestinas en redes de electricidad y agua potable.
Debe formularse un plan maestro de provisión de agua con un horizonte mínimo de diez años, previendo el crecimiento poblacional, la radicación territorial de la población, los consumos estimados y los recursos naturales y reciclados para la provincial de agua, asimismo, la disponibilidad de establecimientos potabilizadores y las redes de distribución.
La descripta es una situación planteada en un punto dado del Gran Mendoza, pero hay que contabilizar otros casos similares en otros lugares, además de señalar que persisten las pérdidas de agua por deficiencias de la infraestructura del prestador del servicio o por situaciones anómalas en propiedades particulares.