Plan de Revolución Educativa para la provincia Mendoza

“Deberíamos aprovechar esa escasez para medir cuáles son las verdaderas prioridades de nuestra dirigencia”.

Plan de Revolución Educativa para la provincia Mendoza
Escuela José Vicente Zapata. Imagen ilustrativa

Los que nos gobiernan desde hace años nos proponen hoy renunciar a soñar, anunciando livianamente que no hay plata. Deberíamos aprovechar esa escasez para medir cuáles son las verdaderas prioridades de nuestra dirigencia y, sobre todo, proponer nuevos rumbos de grandeza para nuestra Provincia.

Mientras los que son oposición hace años no se les cae una idea, quienes en Mendoza llevan una década gobernando cuando consiguen dinero para invertir en algo lo destinan a obras que, como árboles, nos terminarán tapando el bosque.

Los fondos de resarcimiento por la prórroga de la Promoción Industrial a provincias vecinas, que iban a ser destinadas a la represa de Portezuelo del Viento, van a ser utilizados en otros proyectos de obras que supuestamente son enmarcados como estratégicos, según lo acordado por nuestro Gobernador con el Presidente de la Nación.

No está de más aclarar que esa plata no es de un gobernador ni de un grupo político o de un puñado de empresarios sino de todos nosotros, mendocinos y mendocinas, que hemos visto postergado nuestro desarrollo humano durante décadas por históricos desequilibrios con nuestros vecinos entre otros factores. Su utilización merecería un adecuado debate público y no la prepotencia de un par de mentes supuestamente iluminadas o acuerdos políticos y económicos pensados para ganar elecciones o financiar campañas.

Ese dinero es fruto de un reclamo que se inició hace muchas décadas y que dio lugar a un juicio iniciado en el año 2006, pasando por gestiones políticas provinciales y nacionales de diversos colores y orientaciones.

El apuro y decisión a puertas cerradas parece indicar que su inversión terminará por favorecer a una dirigencia política, o más bien a una parte pequeña de ese círculo, apremiada por mostrar a la sociedad algo visible para poder sostener sus privilegios y a la vez favorecer a los mismos de siempre, empresarios ineficientes que se han acostumbrado a vivir a costa del estado.

Creo que todos y todas estamos de acuerdo en que la principal prioridad para nuestro pueblo es desde hace años la Educación, sin dudas. Entonces, resulta extraño que luego de años de discursos vacíos y muy pobres resultados en torno a la importancia de la educación, cuando hay recursos suficientes para dar un salto de calidad el foco no se ponga en la inversión educativa sino en hacer obras. Es habitual escuchar a nuestra dirigencia llevarse la boca sobre lo importante y estratégico que es la calidad educativa, su rol central en nuestro desarrollo y en la inclusión real de nuestros niños y niñas, pero a la hora de dar destino a esos U$S 1.023.362.923 (si, ni más ni menos que Mil veintitres millones trescientos sesenta y dos mil novecientos veintitres dólares!) la inversión educativa planificada es 0, o se terminará limitando a un par de millones a infraestructura educativa vacía, sin plan. Queda claro entonces que nos vienen mintiendo hace años.

Se nos propone avanzar en un plan de infraestructura (solo obras) dejando de lado la posibilidad histórica, y posiblemente irrepetible, de desarrollar y ejecutar un ambicioso plan educativo que tiene una necesaria pata de infraestructura y equipamiento, capacitación pero sobre todo que apunte a una mayor inversión salarial en los trabajadores docentes, especialmente en primaria y secundaria, quienes deberían cobrar un sueldo mucho mayor al actual y habilitar más horas de su servicio,siempre bien pagas.

En este siglo de frenético crecimiento tecnológico vale mucho más, y define mucho más nuestro futuro cercano invertir en la educación de nuestros hijos que mostrar diques y calles como están pensado nuestros principales dirigentes, para el desarrollo económico de lo que ya existe y que hasta ahora no nos viene dando buenos resultados. Cada vez somos más pobres, hay más desigualdad y tenemos menos calidad de vida. Y si mejor pensamos en usar esa plata para construir sueños colectivos.

Hay que invertir en una educación de primera calidad que rápidamente vuelva a Mendoza un faro del conocimiento y permita un desarrollo autónomo real de nuestros jóvenes, asegurando su futuro en estas tierras.

Hay evidencias más que claras que el camino del desarrollo pasa por el fortalecimiento del sistema educativo.

Propongo entonces parar la pelota, pedir a nuestro gobernador que no se apure, que aproveche su buena relación y afinidad con el gobierno nacional y negocie una nueva adenda que permita utilizar el 100% del dinero en un plan educativo estratégico, apuntando a mejorar el valor agregado y la multiplicación que esto generará sobre nuestra economía en forma directa e inmediata ya que tendremos futuros empresarios, emprendedores, artistas, científicos y trabajadores del más alto nivel, lo cual, eso sí, generará una importante inversión local e internacional sólida y sustentable.

Postulo la necesidad de crear un fondo de asignación específica blindado por Ley, o incluso una cláusula constitucional, para dar lugar a un Plan de Revolución Educativa en la provincia de Mendoza, cuya primera etapa de cinco años se cubra con esos fondos.

Propongo, antes que nada, mejorar el sueldo docente de manera significativa y real, colocando a estos como unos de los trabajadores estatales mejor pagos. Pero principalmente el plan debe apuntar y mirar a los alumnos y a su calidad educativa como principal objetivo, estableciendo un exigente sistema de evaluación docente que les exija resultados visibles, con más horas bien pagas y seguimiento de poblaciones vulnerables para asegurar la continuidad y terminalidad educativa.

Saquemos cuentas de cuánta plata necesitamos, empezando por los sueldos. Resulta ridículo pensar en que podemos tener una excelente educación sin pagar buenos sueldos anuestros docentes.

En Mendoza hay aproximadamente 16.333 docentes que están frente a un curso de 30 niños/as o jóvenes en promedio. El mejoramiento salarial debería ser en los tres niveles, pero principalmente en el nivel primario, siguiendo con mayor inversión en capacitación y equipamiento en el nivel secundario. La infraestructura educativa mayormente existe, lo que falta es invertir en su mejoramiento y puesta en valor, además de que existen diversos edificios públicos provinciales y municipales que pueden ser aprovechados.

La propuesta consiste en mejorar en promedio los salarios docentes que están efectivamente en el aula en 1 millón de pesos mensuales actuales, o sea unos 714 dólares adicionales promedio para cada docente. Habrá que planificar la distribución de ese monto según cada categoría, nivel, antigüedad y desempeño, sugiriendo que una parte importante de esa retribución adicional se abone a cambio de resultados evaluables y medibles, poniendo adecuados incentivos en el sistema. También sugiero que en esta primera etapa se destine el fuerte de la inversión salarial en el nivel primario, luego en secundario y por último el inicial, para asegurar resultados más rápidos y significativos.

De este modo la inversión total en dólares por un periodo de 5 años para esos más de 16 mil docentes sería de 699.985.714 dólares, o sea casí el 70% del dinero de los fondos de Portezuelo. El otro 30% debe destinarse en mejoramiento de la infraestructura educativa, priorizando recuperar lo que ya existe, tratando de no hacer grandes obras sino mejorar significativamente toda la estructura actual, y sobre todo invertir en capacitación docente y en equipamiento, especialmente orientado en mejorar la lectura, escritura y cálculos matemáticos y lo necesario para una base de conocimiento tecnológico en primaria y especialmente en tecnología más avanzada en secundaria, pero siempre garantizando lo básico: comprender textos, tener conocimientos en ciencias sociales suficientes y sobre todo, manejar muy bien las matemáticas.

Cuando decimos tecnología nos referimos a lógica, programación, Inteligencia Artificial y robótica, además de otros aspecto que puedan incorporarse, sobre todo definiendo uno o dos ejes productivos que se quieran desarrollar o impulsar.

Números más, números menos eso es lo que sale, por lo menos, un plan a cinco años que de verdad proponga una Provincia inclusiva y potente, lo cual no lograremos teniendo un dique o una ruta más.

Además, debe tenerse en cuenta el impacto positivo que tendrá el mejoramiento salarial de esa cantidad de docentes, quienes en buena medida invertirán casi todo ese ingreso en consumo local y eso asegurará contar con un motor de crecimiento por vía de demanda que hoy no existe, permitiendo entre otras cosas, invertir en obra pública de menor importancia pero esencial para mantener la infraestructura básica de nuestra provincia.

Si logramos este proyecto de comunidad que ponga en el centro la educación de nuestros hijos no deben quedar dudas de que en 5 años va a sobrar plata para hacer diques y otras obras, además de que florecerán los negocios y las inversiones. Primero tenemos que hacer foco en las prioridades reales de nuestro pueblo.

Animémonos a soñar entre todos.

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