Mientras la atención mundial se concentra en la Pandemia, los conflictos estratégicos y geopolíticos siguen su curso sin haberse atenuado, sino todo lo contrario. El incidente militar registrado entre China e India es una evidencia de ello. Ambos países integran el “Grupo de Shangai”, al que también pertenecen Rusia, Pakistán y 4 países de los 5 de Asia Central. Es así como están en este Grupo, las 4 potencias nucleares de Asia. Este foro es la manifestación del concepto de Eurasia, ya que se despliega desde el extremo oriental de China hasta el Altántico Norte a través de Rusia. Este choque militar -que ahora tanto Beijing como Nueva Delhi tratan de calmar- se explica por razones históricas e intereses geopoliticos del presente.
Desde la independencia del Imperio Británico, India percibió a China como una amenaza. Al mismo tiempo, Pakistán que se sentía amenazado por la primera, buscó la alianza con Beijing. Nueva Delhi por su parte respondió acercándose a Rusia, sobre todo a partir de la ruptura entre las dos potencias comunistas (China y Rusia). A comienzos de los años sesenta tuvo lugar una breve Guerra entre India y China, ganada por la segunda. Es asi como durante el último cuarto de siglo XX, en el Asia continental un eje Moscú-Nueva Delhi, se enfrentaba a otro Beijing-Islamabad. EE.UU., aliado militar de Japón, Corea del Sur y Taiwán, no entraba en esta ecuación.
A lo largo de los primeros años del siglo XXI, la puja entre EE.UU. y China por la hegemonía global alteró en alguna medida este cuadrilátero geopolítico. Por un lado, China y Rusia se acercaron ante la amenaza que para ambas implicaba el rol de “hiperpotencia” adquirido por Washington tras la caída del muro. La primera veía como amenazante el “cerco” estratégico militar en su entorno, establecido con las bases militares en Japón y Corea del Sur, la garantía de seguridad a Taiwán y las dos flotas que en forma permanente están desplegadas en los mares Oriental y Sur de China, donde la potencia asiática tiene intereses estratégicos prioritarios.
Por su parte Rusia percibió la amenaza que implica la extensión de la OTAN hacia el este y el despliegue de misiles en países como Polonia, con capacidad de alcanzar objetivos dentro de Rusia. Impedir la entrada de Ucrania y Georgia en la alianza militar occidental, llevó a Rusia a librar dos guerras de “baja intensidad”. La de Georgia, para apoyar la independencia de Abjazia y Ucrania, ocupando Crimea y respaldando la secesión ucraniana pro-rusa. Frente al conflicto indio-chino, Rusia trata de mantener un equilibrio para evitar desarticular el grupo de Shangai y el Brics. Ambos fueron generados desde tres países identificados con la sigla RIC (Rusia, India y China). A ninguno de los 3 le conviene una crisis entre ellos. Pero EE.UU. toma posición favor de la India, en función del conflicto con China por la hegemonía global.
En este marco adquiere relevancia el control del Océano Índico, que es el tercer ámbito en el cual China se ve amenazada por sistemas de alianzas regionales establecidas por EE.UU. En el caso de su Mar Oriental, los aliados de la potencia occidental son Japón, Corea del Sur y Taiwán. En el Mar del Sur de China, los aliados de Washington, son fundamentalmente Vietnam, Filipinas y Singapur que tienen conflictos de límites con Beijing por la soberanía de un conjunto de islas.
En el Índico, la influencia china enfrenta un sistema de alianzas establecido por EE.UU. con India, Australia y Japón. Nueva Delhi tiene una armada muy poderosa. Antes que China terminara de construir su segundo portaaviones, ella tenía dos. Rusia ha sido el principal proveedor de tecnología militar para India. Su objetivo geopolítico es convertir al país en la potencia dominante en el Índico.
Australia -que ha entrado en conflicto abierto con China por el Coronavirus y la ha acusado de una operación de “guerra cibernética” en su contra- ya en el segundo gobierno de Obama, acordó la instalación de una base militar estadounidense con 3.000 marines en su costa norte. El Presidente estadounidense la presentó como un paso en el cambio del centro gravedad militar de EE.UU., de la amenaza del extremismo islámico en Medio Oriente, a la pugna con China por la hegemonía global. El rol de Japón es obvio: neutralizar la influencia geopolítica china.