Ya han pasado 200 días desde aquel 20 de marzo en que se decretó la primera cuarentena, que dispuso, entre otras medidas, que cada provincia arbitrara los medios necesarios para frenar la circulación del Covid-19, dejando en manos de cada gobernador la toma de ciertas decisiones.
Todos sabíamos que la paralización de la mayoría de las actividades durante un tiempo traería grandes pérdidas, pero nunca imaginamos que la extensión del aislamiento iba a convertir al país en aquel con la cuarentena más larga en el tiempo y con resultados tan adversos desde lo social y económico.
Podríamos hablar de las tasas de letalidad, del año escolar perdido, de los daños psíquicos en todos los rangos etarios, de los números inflacionarios. Pero hay un evento que se aproxima y no puede resultar ajeno a los que vivimos en uno de los polos productivos agrícolas más importantes del país: se avecina la cosecha y hace 6 meses que nuestras fronteras están cerradas.
Mendoza posee una ubicación privilegiada y una matriz productiva diversificada. Somos una provincia productiva por naturaleza. Por las condiciones climáticas, la calidad de la materia prima, el potencial emprendedor, la inversión tecnológica y la infraestructura. Nuestra provincia es la región vitivinícola por excelencia. Con más de 1200 bodegas, producimos alrededor del 80% del vino nacional en 160.700 hectáreas de viñedos. 75.600 hectáreas destinadas a frutales y 35.000 hectáreas a hortalizas, nos convierten en la principal provincia productora frutihortícola del país. Producimos la totalidad del durazno industrial del país y somos uno de los principales productores y exportadores mundiales de ciruela desecada del mundo. A esto se le suma la producción de peras, manzanas, aceitunas y cerezas.
La temporada de cosecha comienza en octubre y se profundiza en los meses de enero, marzo y abril. Para levantarla se necesitan entre 12.000 y 15.000 trabajadores. Según el informe de la Temporada de Cosecha 2020/2021 de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo De Tunuyán, la matriz agropecuaria de la provincia de Mendoza se nutre de mano de obra proveniente de provincias del norte y aledañas del país.
Puesto que el cierre de fronteras provinciales pone en duda la presencia de este recurso para las labores de cosecha, no puedo dejar de manifestar poco menos que una extrema preocupación por el futuro de uno de los recursos más importantes de la provincia.
Es menester lograr consensos junto a entidades públicas y privadas a nivel provincial y nacional a fin de establecer los protocolos y la políticas necesarias que resguarden la salud pública, así como asegurar el levantamiento de la cosecha, cuyas pérdidas son catastróficas a nivel económico tanto para los productores como para la provincia, que viene atravesando una durísima crisis en el marco de esta pandemia como consecuencia del cierre de otras tantas actividades, siendo una de las más golpeadas, la del sector turístico.
Finalmente, cabe decir que desde la Legislatura busco el apoyo necesario para concretar las medidas que venimos trabajando junto a distintas entidades del sector con el fin de que los trabajadores de diversas provincias puedan arribar a Mendoza en las condiciones adecuadas, asegurando su integridad y sin los condicionamientos extremos a los que hoy se ven enfrentados para poder trabajar.
*La autora es Diputada Provincial (PDP).