Haciendo una breve reseña, se puede afirmar que posterior al Tratado de Maipú, de Cooperación e Integración entre Argentina y Chile (que establece objetivos en diversas dimensiones para buscar profundizar lazos comunes y acciones conjuntas en comercio, inversión, empleo, conexión física, defensa, integración fronteriza, migración, entre otras), los gobiernos de Chile y Argentina tienen grandes dificultades para modificar percepciones negativas hacia “el otro”, además de políticas estratégicas completamente distintas.
Las actuales dificultades en la relación bilateral dan cuenta de la necesidad de “reimpulsar” el Tratado de Maipú y cumplir con sus objetivos en especial la concreción de infraestructura para la integración física y medidas de facilitación fronteriza.
Para ello es necesario que los mecanismos establecidos de integración binacional, se encausen en un modelo pragmático.
Se necesita pasar a la acción para demostrar que se puede lograr una alianza basada en una confianza sostenida.
A modo de ejemplo, uno de sus Protocolos Complementarios, trata la Constitución de un Grupo de Trabajo Especial para un Acuerdo General sobre Libre Circulación de Personas, me pregunto ¿dónde estamos parados, sirven y funcionan los distinto mecanismos binacionales?, ¿existen procesos de seguimiento de metas y objetivos, o solo se trata de reunirse para cumplir con una agenda?, ¿o nadie quiere asumir que las estrategias de cada país van por caminos separados y reina la desconfianza?
Se han perdido 14 años para lograr cosas, hoy no se advierten avances que se traduzcan en un beneficio para los que transitan de un país a otro, tanto para el tránsito de bienes y servicios como para el turismos.
Ya es hora de que quienes tienen la responsabilidad rindan Cuentas y den explicaciones.
El paso internacional sistema Cristo Redentor es una víctima directa de la inacción, carece de conexión física adecuada, la infraestructura existente es obsoleta y los procesos de control que se aplican van a contramano de los tiempos que corren, además de ser de difícil acceso, con condiciones climáticas adversas, con un creciente aumento de los flujos y de gran congestión y demoras.
Los Centros de fronteras se organizan en aéreas de controles integrados, sin embargo, no existe la integración de los procesos y solo se comparte un espacio físico, a lo que habría que sumarle las dificultades para modificar la percepción negativa de los funcionarios chilenos de tener que trabajar juntos, en especial en territorio argentino.
Las medidas de facilitación fronteriza, tanto para el comercio internacional como para el turismo, se encuentran perfectamente identificadas, el problema radica en la falta de voluntad y entendimientos entre los organismos complementarios, que terminan imposibilitando su instrumentación, aun cuando van en contra de la voluntad política de las máximas autoridades, en especial de la contraparte Chilena, donde se advierte que se ha acentuado esta tendencia en los últimos tiempos, además de incumplir sistemáticamente acuerdos binacionales que solo entorpecen y empañan aún más el funcionamiento del paso Cristo Redentor.
La creciente demanda en el paso internacional nos plantea analizar si los modelos actuales son los correctos o merecen cambios radicales, esta es tarea que deberán resolver las partes, tratando de conjugar intereses comunes y confianza mutua para poder avanzar en una integración estratégica verdadera.
* El autor es Comandante Mayor (RE) de la Gendarmería Nacional Argentina.
