Pandemia y paranoia

Con la pandemia aumentan las ideas paranoides, como pensar que China provocó artificialmente el virus para envenenar al resto de la humanidad.

Pandemia y paranoia
Imagen ilustrativa / Archivo.

Con creciente preocupación observo un incremento inusitado sobre el comportamiento paranoide en la población en general, no únicamente de Argentina, sino que se extiende “pandémicamente” como el Covid-19.

La historia nos dice que en momentos de gran tensión (sea esta por motivos bélicos, políticos, epidemias, hambrunas o meramente económicos), recrudecen las explicaciones conspirativas, la desconfianza por el comportamiento del vecino, el atribuir las peores intenciones a los extraños al núcleo más cercano, el buscar el maldito culpable.

El estupor de los alemanes por su derrota en la 1ª Guerra Mundial llevó a muchos de ellos a aceptar las teorías conspirativas de Hitler, con las conocidas nefastas consecuencias.

Las tensiones de la Guerra Fría y el consecuente peligro de la mutua aniquilación nuclear, llevó en los años 50 en USA al crecimiento del macartismo, liderado por el senador McCarthy, que tanto marcó la vida en ese país y el resto del mundo. Tuvo su genial crítica en el filme de 1964 de Stanley Kubrick, “Dr. Strangelove” (Dr. Insólito, en Argentina), donde el comandante de una Base de Bombarderos Estratégicos de USA, el gral. Ripper (“destripador”), claramente paranoico, desata la hecatombe nuclear mundial por cuanto está convencido de que los comunistas están envenenando el agua con flúor, por lo cual él toma solamente agua destilada.

Hoy asistimos a comportamientos parecidos: mucha gente cree que la pandemia del Covid-19 está provocada por China para envenenar al resto de la humanidad y que este coronavirus es una creación artificial de sus investigadores. Otros piensan que la provocaron los laboratorios medicinales que pueden hacer negocios fabulosos con las vacunas; algunos creen firmemente en un complot mundial para eliminar el exceso de población (fundamentalmente mayores y ancianos considerados como “sobrantes”). No faltan quienes afirman taxativamente que los responsables son Bill Gates y sus cófrades multimillonarios para dominar (aún más) al resto del mundo. A lo cual se suma que muchos sostienen (y lo vemos a diario en TV y escuchamos por radio) que la eventual vacuna servirá para dominar la mente de las personas o, en el peor sentido, matarlas y afirman públicamente que no se vacunarán. Situación ésta que no es nueva, ya que el movimiento mundial antivacunas es bastante amplio y provoca el crecimiento injustificable de enfermedades que se suponían controladas.

De similar forma, el pensamiento paranoide invade otros campos: por increíble que resulte, es creciente la cantidad de personas que creen que la tierra es plana o que nunca fuimos a la Luna, o que los satélites no existen, a pesar de ver la Estación Espacial surcar el cielo de Mendoza en las fechas y horarios previstos.

Seguramente hay una explicación para estas manifestaciones sociales que tienen su origen en las alteraciones provocadas en la mente de las personas. Es interesante remarcar este fenómeno de conducta social que a mi entender, perjudica y mucho.

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