La desigualdad en el acceso a Internet y las TIC’s se conoce como “brecha digital”, y según datos del portal Internet World Stats a mayo de 2020, América Latina tiene un desarrollo mediano en su acceso. Estos datos contrastan con el bajo promedio de África, pero aún se encuentran muy lejos de Europa y Estados Unidos.
Según el “Índice de Desarrollo de la Banda Ancha” (IDBA) del BID, Argentina obtiene 5,13 puntos, por encima del 4,6 promedio de la región, pero aún por debajo de los 6,3 de la OCDE
En nuestro país, según datos del INDEC 88 de cada 100 personas usan teléfono celular, y 85 de cada 100 utilizan Internet. La pandemia aceleró este proceso porque según el mismo relevamiento durante el cuarto trimestre de 2020, el 63,8% de los hogares urbanos tenía acceso a una computadora y el 90%, a internet.
En términos comparativos y a nivel nacional, respecto del mismo período del año anterior, se registra un incremento en el uso de Internet (5,6 puntos porcentuales más) y de teléfono celular (3,6 puntos porcentuales más), acompañados de un descenso en la utilización de computadora (0,5 puntos porcentuales menos).
La presente crisis mundial desatada por la pandemia, ha dejado expuestas las grandes diferencias sociales en el acceso a la tecnología. El coronavirus nos encerró en casa y tuvimos que estudiar, trabajar y conectarnos por medio de una cámara.
El acceso a la información es un derecho humano, y la privación de conectividad supone un proceso de exclusión y desigualdad social.
En Argentina, a nivel regional nos encontramos con que la Patagonia encabeza el conjunto de aglomerados que muestran mayor uso de telefonía móvil (91,1%), computadora (48,6%) e Internet (89,3%) y la región Noreste del país es la que registra la menor incidencia en el uso de computadora (35,9%), con una diferencia de 5 puntos porcentuales por debajo del promedio nacional. En las restantes 5 regiones, el uso de Internet es muy parejo, y se ubica entre el 84 y 85%, destacándose dentro de la región de Cuyo, la zona de Gran Mendoza por encima de la media.
El sistema educativo es una perfecta fotografía de las consecuencias directas de la exclusión digital. Hasta ahora la estrategia de las escuelas y universidades ha sido intentar apoyarse para la continuidad educativa en las tecnologías digitales o en sistemas mixtos. Sin embargo, hay muchos niños y niñas que no tienen la posibilidad o el conocimiento para utilizarlas, acrecentando de este modo las diferencias sociales, configurando una nueva forma de “analfabetismo digital”.
La ONU contempla en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 9) la reducción de la brecha digital a través de programas de alfabetización digital. Como por ejemplo la “Alianza para un Internet Asequible”, este proyecto liderado por una coalición internacional de gobiernos, empresas y sociedad civil, persigue abaratar los costos de la banda ancha en zonas concretas de África, Asia y América Latina. También existe el “Free Basics”, impulsada por Facebook y otras seis compañías tecnológicas, que se plantea dar acceso gratuito a una serie de webs a través de una aplicación móvil. Finalmente vemos el proyecto “Starlink” promovido por el magnate Elon Musk, quien está lanzando satélites al espacio para ofrecer Internet de alta velocidad y cobertura global a precios accesibles.
En Argentina si bien hay importante esfuerzos en los últimos años, los mismos adolecen de un plan estratégico y de mejores instancias de coordinación entre la nación, las provincias y los municipios. Por ejemplo en Mendoza, el ENACOM (Ente Nacional de Comunicaciones) ha firmado inversiones por más de 67 millones de pesos en los departamentos de Tunuyán, Malargüe, Tupungato y San Carlos.
Por otro lado, el gobierno provincial realiza importantes esfuerzos en materia educativa a través del programa “Educación digital”, en donde se unen recursos, experiencias y aulas virtuales en una plataforma unificada. A nivel municipal, el Municipio de Godoy Cruz complementa el trabajo con sus talleres y cursos de inclusión y alfabetización digital. Asimismo, es importante destacar los esfuerzos de la Ciudad de Mendoza, con “Puente a la conectividad (PC)”, un programa que tiene como objetivo brindar un espacio de conectividad para todos los niveles educativos, en donde se pueden realizar tareas y exámenes a través del acceso a herramientas tecnológicas.
Los esfuerzos de los tres niveles de gobierno por supuesto contribuyen a reducir la brecha digital, pero deberían potenciarse y buscar mayor participación del sector privado y la sociedad civil. Según un estudio del BID, los países de la región necesitan al menos US$ 68.500 millones para subsanar la brecha digital y se generarían más de 15 millones de empleos directos. Esto podría impulsar el PIB regional en 7,7% y aumentaría la productividad en 6,3%.
Mendoza tiene una oportunidad inigualable para ingresar de lleno en la economía del conocimiento configurándose como un hub regional con la existencia de su ecosistema universitario y una efectiva asociación público-privada.
*El autor es especialista en Administración y Políticas Públicas (UBA-Georgetown).