El 21 de abril de 1982 fundamenté en un reportaje de Diario Los Andes que era necesaria una Ley de Ordenamiento Territorial y Uso del Suelo. En 2006 algunas decenas de especialistas, científicos y docentes iniciamos un proceso de elaboración de un proyecto de Ley. Con entusiasmo , optimismo y dedicación trabajamos hasta que en 2009 se sancionó la Ley 8051. Hoy, a 40 años de aquella entrevista y 13 años de lograr la Ley, debo admitir con gran pesar que los mendocinos hemos fracasado rotundamente en nuestra ilusión de ordenar el Desarrollo del Territorio y la Sociedad.
Realizo esta afirmación desde la mirada de alguien que se involucró con pasión desde la primer reunión en 2006 hasta la culminación del Plan Estratégico de Desarrollo en 2010 y, con menos protagonismo, hasta el fatídico 2014 cuando me convencí que el egoísmo y los intereses de ciertos actores anticipaban el triste futuro.
Intentaré una síntesis explicativa de lo acontecido: La gestión de Gobierno 2008-2011 recibió la elaboración de los “académicos” y elaboró el Diagnóstico y el Plan Estratégico de Desarrollo prescripto en la Ley 8051. El Secretario de Ambiente lideró un interesante proceso participativo.
Sorprendentemente, el Gobierno 2012-2015, pese a ser del mismo signo político ignoró totalmente el tema, excluyéndolo de su Agenda. Pero en 2014 decidió cumplir con la ley, y le impuso a su Ministro un plazo de tres meses para elaborar el Plan Provincial de Ordenamiento Territorial. Como profesional de planta del Ministerio, advertí a su titular sobre la imposibilidad de elaborar un Plan en tan exiguo lapso y en disconformidad solicité traslado a otro Ministerio. Presionado por las circunstancias, el Ministro contrató un Centro de Investigación Universitario para elaborar el proyecto. Este fue remitido a la Legislatura, que no lo trató. Pero paralelamente esa institución presentó otro Proyecto, aduciendo que el presentado a los legisladores no consideraba algunos elementos del primero.
La gestión 2015-2019 tampoco demostró pasión por el Ordenamiento Territorial hasta agosto de 2017 cuando, obviando los mecanismos previstos legalmente, instruyó a su mayoría parlamentaria a aprobar con prontitud por Ley el Plan presentado por el Centro de Investigación Universitario.
O sea, recuerdo a los lectores que Mendoza tiene aprobado por Ley el Plan Provincial de Ordenamiento Territorial y Uso del Suelo hace 5 años.
A 13 años de sancionada la Ley, varios Municipios no han finalizado sus Planes de Ordenamiento Territorial, por lo que no se observa ningún efecto en el territorio ni el ambiente. El Consejo Provincial y la Agencia Provincial de Ordenamiento Territorial brillan por su ausencia. Estamos peor que hace 40 años. Los especuladores de la tierra urbana y rural, y otros actores, siguen festejando nuestra ineficacia e ineficiencia.
Se observan en el proceso descripto los siguientes elementos:
1- A la mayoría de los dirigentes políticos no les interesa el tema, pese su importancia. Priman intereses subalternos. Ejemplo: En el mejor momento, cuando se elaboraba participativamente el Plan Estratégico, una repartición decidió no intervenir: El Departamento General de Irrigación. No explicó la razón. Invito a investigar.
2- La Provincia tiene un Diagnóstico y Plan Estratégico de Desarrollo. No recuerdo referencias, comentarios o críticas a los mismos. ¿Indiferencia generalizada? ¿Internas políticas? ¿Comunicación insuficiente y/o defectuosa? ¿Olvido intencional?
3- A partir de 2014 el poder del sistema científico técnico se concentró en un Centro de Investigación sobrevalorado en su saber técnico, con fuertes limitaciones en el manejo político y social, sumado a cierta soberbia e intereses institucionales. Numerosos especialistas fueron desertando del proceso por estas razones.
4- Algunos analistas aseveran que tanto el Plan de Ordenamiento Territorial aprobado por Ley en 2017 como el presentado por el anterior gobierno en 2014 adolecen de “inconsistencias en forma y contenidos”, son demasiado complejos, y confusos.
5- El proceso participativo de las sociedades locales y organizaciones sociales fue limitado. Varias de ellas denuncian que no fueron considerados numerosos aportes realizados.
6- La dirigencia empresarial no demostró interés en el tema.
7- Quizás algunos actores creyeron que a través de los planes se lograría solucionar la totalidad de profundos problemas sociales y económicos, ignorando que esto es función de la política. Los planes deben ser guía, orientación, marcar rumbos, para que desde un Concejal hasta el Gobernador puedan consultarlos a diario al implementar las políticas que hagan realidad los consensos alcanzados al momento de elaborarse.
8- Se debe reconocer a decenas de personas que trabajaron arduamente, con buenas intenciones, en Municipios, Organizaciones Sociales y Organismos. No deben arrepentirse de ello.
Los involucrados en el saber político y el saber técnico hemos fracasado. “Al que le quepa el sayo que se lo ponga”. Es de esperar que estemos a la altura de los próximos desafíos.
Paradojalmente, una de las más importantes leyes de la historia de Mendoza, por la cual los representantes del pueblo de la provincia aprobaron un Plan de Ordenamiento Territorial y Uso del Suelo, es ignorada, desconocida y ocultada, como para que se olvide, y permita continuar con el proceso de deterioro socio ambiental.
Quizás sea parte de los intentos de despolitización que se verifica en el mundo, la Argentina y Mendoza.
*El autor es ex- presidente del IPV. Titular de Planeamiento 1986-2019. Facultad Ingeniería. Universidad Maza