En el suplemento Fincas de la semana pasada, Guillermo San Martín, coordinador general de Asocamen, planteó que el sector ajero necesita que este año el Gobierno nacional aumente los reintegros a la exportación, con el fin de “contener a todos los actores de la cadena de producción”. El pedido es simple y su potencial impacto, directo.
¿Cuál es el problema que tienen los productores? Más allá del contexto interno común a todas las actividades, con inflación alta, brecha cambiaria y alta presión tributaria, el sector ajero está mirando -sin poder hacer demasiado- cómo uno de sus principales competidores se fortalece día a día. Se trata de Brasil que, además de ser unos de los principales mercados para los actores locales, es uno de los “rivales” más peligrosos a la hora de competir.
Según explicó San Martín, Brasil lleva años mejorando su ajo, tecnificando a los productores y elaborando estrategias para conseguir producciones más abundantes con mejor calidad. Esto puede traer dos grandes consecuencias igualmente perjudiciales para Mendoza. Por un lado, el país vecino podría por fin cumplir con su objetivo de autoabastecerse; por otro, podría convertirse en un competidor más activo en el resto de los mercados. A su vez, China sigue inundando el mercado de ajo y su volumen de producción le permite llegar al otro lado del mundo (Brasil) a un precio contra el que sería imposible competir si no fuera por la tasa antidumping que le impone la Aduana brasileña.
Fuera de esto, el escenario interno es conocido y no es novedad. Los costos son altos, la rentabilidad es baja y el contexto macroeconómico es inestable, lo que sin dudas dificulta cualquier planificación estratégica a largo plazo.
Aun así, los productores locales logran cosechas de gran calidad, pero sus posibilidades de salir a competir de igual a igual disminuyen cada día. Para revertir esta situación, los propios exportadores aportarán $ 0,50 por caja de 10 kilos exportada la próxima temporada, con el fin de crear un fondo e invertir en su cadena de valor, imitando los pasos bien dados por Brasil.
Por supuesto todo sería un poco más sencillo si el Gobierno nacional respondiera a los llamados y estableciera medidas que permitan a los ajeros salir a competir con mayor libertad.