No en mi jardín

Necesitamos más minería si queremos un mundo mejor y Mendoza tiene todo para ser parte de este capítulo de nuestra historia. Solo debe tomarse la decisión y tener convicción de que eso es lo correcto por hacer.

No en mi jardín
Minería

Nimby: Not In My BackYard, del inglés: No En Mi Jardín; fenómeno global de rechazo al desarrollo de alguna actividad en el territorio donde uno reside, sin oponerse al uso de lo que pudiera desarrollarse.

Bastante se ha hablado de Mendoza luego de quedar afuera del ranking global del Instituto Fraser, que analiza por medio de una encuesta las distintas localidades que tienen potencial minero en el mundo.

En esta encuesta se analiza qué tan atractivo es un lugar para invertir y si las políticas son acordes o no para las inversiones.

Las provincias argentinas que quedaron afuera luego de años de tener presencia son Mendoza, La Rioja y Chubut.

Por cierto, San Juan, provincia a la cual le tengo un cariño especial, fue elegida como la primer localidad latinoamericana en el informe del Instituto en cuanto a atractivo para inversiones mineras en el mundo.

Obviamente no es una sorpresa que Mendoza quedara afuera después de naufragar durante años en una incertidumbre total sobre si se puede o no se puede invertir en proyectos de exploración en la provincia, y a pesar de los pequeños avances que han habido y de las buenas intenciones de algunos actores, no estuvimos ni siquiera en la mente de los 1966 ejecutivos encuestados por el Fraser.

De más está decir que sin las condiciones adecuadas es casi imposible que grandes inversores mineros desembarquen en Mendoza, que ya de por sí está dentro de un país con problemas y esto multiplica drásticamente los riesgos.

Para ponerlo de otra forma, si queremos inversiones mineras debemos ser incluso más atractivos que Argentina de por sí.

“Señores empresarios, no traigan industrias ni trabajos a estas tierras por que producir metales para construir todo lo que utilizamos día a día nos parece malo y dañino, así que vayan a hacer eso a lo del vecino. A mi tráiganme los productos terminados y bien limpitos, y que el vecino se las arregle si hay problemas”.

Suena como una ficción, pero lamentablemente es el discurso que muchas veces escuchamos.

Algo tan bajo como usar el mantel blanco de la abuela para limpiarse los dedos después de comer fideos con tuco.

Absolutamente todo lo que se usa o se consume necesita de la minería. Incluso los productos vegetales o animales que consumimos.

No hay forma de escapar a ello.

Ni los primeros humanos pudieron escapar a la actividad, simplemente tuvieron que salir a buscar rocas con características especiales para hacer herramientas y ese fue el comienzo de la minería, hace millones de años atrás.

Sin ese hecho histórico, el progreso de la humanidad hubiera sido imposible.

Hoy más que nunca, necesitamos de la actividad de forma acelerada, inteligente y responsable.

En 2022 presenté un trabajo sobre la cantidad de mineral requerido para cubrir la demanda que Argentina necesita si es que queremos alcanzar los objetivos de transición energética que se ha propuesto el Estado nacional.

Esto significa reducir el consumo de combustibles fósiles aumentando la generación eléctrica, pero para ello se necesita construir muchísima infraestructura, y esa infraestructura requiere minerales.

Plata y sílice en los paneles solares, metales de todo tipo en las turbinas eólicas y en las centrales hidroeléctricas, y obviamente muchísimo cobre para las instalaciones y para transportar la electricidad desde los puntos de generación hasta los puntos de consumo.

Mendoza podría aportar con minerales para esta transición energética, principalmente cobre, al igual que Chubut podría ser el productor de plata más importante del país.

Lo increíble de esto no es la cantidad de mineral requerido para la transición energética, sino que si no hay más minería en el mundo de la que hay actualmente entonces la transición energética (un mundo más verde) será imposible.

Y si está pensando en reciclar metales, bueno, no es el primero en pensarlo, lamentablemente eso está estudiado y no alcanza.

Usar o consumir a diario cualquier cosa (desde una banana hasta un iPhone), querer hacerle bien al planeta, y al mismo tiempo negarse de aceptar la producción de minerales en nuestra propia tierra es una picardía tan vil como colarse en un recital a beneficio sin pagar entrada, o como llegar tarde a un asado para no pagar la cuenta y comerse las sobras gratis.

Eso es ser un Nimby. En un sentido un poco más estricto, hacer eso es practicar la hipocresía total.

Necesitamos más minería si queremos un mundo mejor y Mendoza tiene todo para ser parte de este capítulo de la historia.

Solo debe tomarse la decisión y tener convicción de que eso es lo correcto por hacer.

Sencillamente no podemos negarnos a contribuir con recursos en el mundo cuando más los necesitamos, incluso cuando sabemos que eso traería a nuestra tierra trabajo genuino, divisas y progreso en medio de una crisis sin precedentes.

* El autor es Licenciado en Ciencias Geológicas.

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