Ni el Estado ni el mercado: la filantropía

En Argentina existe un formidable ejemplo que representa las ideas desarrolladas de la filantropía. Se trata de la asociación civil sin fines de lucro Usina de Justicia, dedicada a las víctimas de homicidio y femicidio, y sostenida por el aporte de sus socios y donaciones privadas. Usina de Justicia fue creada en 2014 por la filósofa Diana Cohen Agrest y este año, precisamente, celebra su décimo aniversario

Ni el Estado  ni el mercado:  la  filantropía
Diana Cohen Agrest: fundadora de Usina de Justicia

Elogio de la donación. Así se titula el prólogo del libro El corazón americano del célebre profesor y escritor franco-americano Guy Sorman.

En esa obra, oda a la filantropía, se expone como ejemplo de altruismo y de búsqueda constante del progreso y del bien a la sociedad civil norteamericana, en la que el 90 por ciento de los adultos realizan una donación anual y el universo sin fines de lucro (sector no rentable o conocido también como not for profit representa el 10 por ciento de la economía estadounidense y el 10 por ciento del empleo.

Esta generosidad estadounidense que permite que las organizaciones y fundaciones que reciben ayuda sean independientes de los fondos públicos, germinó gracias a las importantes donaciones que realizó en su momento Benjamín Franklin, cuyo lema “el ocio es el tiempo para hacer algo útil” caló hondo en la idiosincrasia norteamericana, que también recibió favorables influencias en ese sentido de la mano de John D. Rockefeller, abocado a las donaciones a la educación e investigación médica.

Ya Claude Lévi-Strauss señalaba en su tiempo que la donación es consustancial a toda cultura pero volviéndose al texto del renombrado Sorman, resulta importante poner el foco de atención en el significado que efectúa de la filantropía, pues explica que ya no es la caridad, aunque la incluye, sino también (y fundamentalmente) la donación de sí mismo y de su tiempo, es decir, voluntariado y donación financiera a una asociación humanitaria (public charity), a una fundación, a una asociación think tanks, etc.

En Argentina existe un formidable ejemplo que representa las ideas desarrolladas por Sorman. Se trata de la asociación civil sin fines de lucro Usina de Justicia, dedicada a las víctimas de homicidio y femicidio, y sostenida por el aporte de sus socios y donaciones privadas.

Usina de Justicia fue creada en 2014 por la filósofa Diana Cohen Agrest y este año, precisamente, celebra su décimo aniversario. En la asociación, compuesta por familiares de víctimas y profesionales de diversas disciplinas, se realizan tres grandes tareas: acompañar y asistir a las víctimas; trabajar y colaborar en el desarrollo de proyectos que generen cambios en los sistemas judiciales (nacional y provinciales) a través de la elaboración de proyectos de leyes y de políticas públicas a favor de las víctimas de delito; y realizar actividades de capacitación e investigación a partir de las cuales se difundan las nuevas corrientes victimológicas, sobre todo a quienes están encargados de la prevención del delito y la administración de justicia.

Respecto de esta última tarea, vale destacar el curso “Las leyes de víctimas en el marco de la Victimología”, actualmente disponible en el campus virtual de la asociación (www.usinadejusticia.org.ar) y que ha sido realizado por cientos de profesionales a lo largo de todo el país, sobre todo por integrantes de los ministerios públicos de más de diez provincias argentinas.

Además, Usina de Justicia se encuentra próxima a lanzar próximamente su primer libro, en cuyas páginas se difunden varios de sus principios y estandartes éticos, así como también una serie de reflexiones revolucionarias en el campo del derecho penal y procesal penal.

También debe destacarse la participación activa que la asociación tiene en cada Asamblea General de la OEA, dado que es miembro de dicha organización, y el importante aporte que ha realizado al presentar ante ese organismo este año una Convención Interamericana de Víctimas.

Por último, resulta preciso enfatizar la importante y valiente tarea que ha realizado desde sus inicios la asociación en la denuncia sistemática de las falencias de la justicia argentina, de los jueces corruptos y de la falta de reconocimiento de la víctima como un protagonista más en la contienda penal, pues gracias a sus reclamos permanentes y al incansable trabajo en la presentación de proyectos de leyes, hoy existen leyes de víctimas que tutelan y resguardan sus derechos y, por lo tanto, es posible acercarse cada vez más a ese ansiado rol protagónico al que se aspiraba.

Usina de Justicia es, sin dudas, un gran ejemplo a seguir, una fuente de inspiración para que un mayor número de personas se involucre en causas nobles. Tal y como lo refiere Sorman en su libro, vale la pena sondar en nuestros propios corazones para reencontrar allí una generosidad adormecida y responder al dulce llamado de la filantropía.

* La autora es abogada. Especialista en Derecho Penal. Master en Ética.

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