En 1995 cesó la extracción de mineral de uranio a cielo abierto en esta mina ubicada a 35 km de la ciudad de San Rafael y a 8 km de la villa 25 de Mayo con los riesgos que significa una explotación de este tipo.
Desde hace más de 20 años quedaron en el terreno, sin tratamiento, 2.400.000 tn de colas de uranio; 1.000.000 tn de roca estéril, 5.340 tambores y 1.200.000 tn de agua en las canteras y diques de evaporación, entre otros elementos.
En julio de 2019 y después de muchos estudios que hicieron notar cierto grado de contaminación de cursos de agua, que pasan por el lugar y que son afluentes del río Diamante, que provee el vital elemento a la ciudad de San Rafael y distritos ubicados aguas abajo y la sospecha de que esa contaminación se propague por el aire (por la posible presencia de radón), se produjo la Declaración de Impacto Ambiental publicada por el Gobierno de Mendoza lo que obligó al acuerdo, con la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica), organismo estatal nacional que realizó la explotación de la mina y debe proceder a realizar las tareas de remediación de los residuos que quedaron sin tratar y sacar completamente la incertidumbre de la población sureña respecto a las dudas que esa radiación afecte la salud de sus habitantes con alguna patología cancerígena.
Es necesario saber si los trabajos comenzaron y en qué situación pueden estar a la fecha y qué organismo provincial es el encargado de fiscalizar los mismos.
Esta es una tarea que necesita urgente solución por el bien de la salud de la población alcanzada.
*El autor es vecino de la ciudad de San Rafael.