¡Milei nunca puede ser Roca!

El autor explica por qué el economista no logrará estar a la altura del ex presidente.

¡Milei nunca puede ser Roca!
Julio Argentino Roca, el constructor del Estado nacional - Por Roberto Azaretto

«Los hombres tienen lenguaje para que sea el

Instrumento de paz y lazo común de la sociedad».

(John Locke, padre del liberalismo)

Hace algunos años escribí un artículo en Los Andes, que titulé “Macri no es Roca, pero puede imitarlo”. En este caso, solamente diré que Milei, directamente, no puede ser Roca.

Julio Argentino Roca, el presidente de dos períodos no consecutivos en la República Argentina: de 1880 a 1886 y de 1898 a 1904, fue invocado en un acto de cierre de campaña, por el Dr. Alberto Benegas Lynch, en oportunidad de referirse a un posible -y según él, debido- corte de relaciones con el Vaticano en caso de que Milei sea presidente, como lo hizo Roca luego de expulsar al Nuncio Apostólico -algo así como un embajador del Papa- en 1884, por haberse opuesto a la Ley 1.420 de Educación común, laica y obligatoria que había promulgado Roca en ese año. Honestidad historiográfica me impone decir que el mismo Roca fue quien luego recompuso las relaciones con el Vaticano en su segundo mandato.

Es muy obvio decir que Milei no es Roca, pero además, debe saberse que Milei no puede ni siquiera parecerse a Roca. Aunque le pese al Dr Benegas Lynch. Tal vez pueda imitarlo en un carnaval de mal gusto en ese juego de roles y disfraces, al que nos tiene acostumbrados el candidato del extremoliberalismo argentino.

Roca hizo un gobierno republicano y liberal en sintonía con los países más modernos del mundo, aun cuando no existiera en su época una democracia participativa del modo en que se entiende en la actualidad (es una buena práctica de las ciencias sociales no juzgar el pasado con los valores del presente). La obra de Roca fue una obra increíblemente grande y progresista, que llega a nosotros todavía intacta: federalizó la Ciudad de Buenos Aires, sancionó el Código Penal y de Minería, creó las condiciones para el desarrollo de inversiones extranjeras, extendió el ferrocarril, consolidó la profesionalización del ejército, demarcó las fronteras con Chile hasta los extremos más distantes que conocemos hoy,  dictó las primeras leyes sociales por consejo del intelectual y anarquista Bialet Massé, entre otras cosas, y por supuesto, promulgó la Ley de educación pública a la que hice referencia al comienzo -pero conviene repetirlo hasta el cansancio- de carácter gratuita y obligatoria para todos. Eso fue el liberalismo histórico de la República Argentina, el de los gobiernos de Roca y en general el de los gobiernos de la Generación del 80, que hicieron las políticas públicas y de inclusión social como ningún gobierno hizo antes ni después.

Es absolutamente cierto que Roca propuso la separación entre Estado e Iglesia. Ya en su primera presidencia coloca las bases de un Estado laico abierto a todos los habitantes del mundo entero, admitiendo la libertad de conciencia y la posibilidad aún de una conciencia atea. ¡Eso sí que es liberalismo! También es cierto que Roca no se pronunció de manera individual en favor de una religión como sí lo hace Milei, que dice que lee todo el día la Torá de los judíos.

Y ya que estamos hablando de Dios, por favor, si por casualidad existes: libéranos del profeta autoproclamado que insulta a los que piensan diferente a él, o del que promete terminar con los derechos sociales conseguidos, o con las políticas de género o con la educación pública; libéranos de quien promete liberar la venta de órganos (los pobres harán cola para vender un riñón por dos pesos -o dos centavos de dólar- para comer); libéranos de los gritos y de todo aquel guarango que intente colonizar las mentes de los demás con discursos de odio y discriminación. Libéranos de los falsos liberales.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA