Muchas veces, a través de este espacio, me detengo a pensar en el valor significativo de expresiones que utilizamos en forma habitual y que en nuestro entorno son comprendidas porque todos entendemos qué connotan. Veamos algunas formadas a partir del sustantivo “oreja”:
MOJAR LA OREJA: Esta locución verbal se utiliza para señalar que se busca pendencia o se insulta: “Estuvo por abofetearlo porque no cesaba de mojarle la oreja”.
BAJAR ALGUIEN LAS OREJAS: Esta locución indica que una persona cede con humildad ante una disputa o réplica: “Ante argumentos tan contundentes, el intendente tuvo que bajar las orejas”.
CON LAS OREJAS CAÍDAS/GACHAS: Se señala con ella, que alguien se retira de un sitio sin haber conseguido lo que deseaba: “Consideró que había fracasado y se alejó con las orejas gachas”.
NO HAY OREJAS PARA CADA MARTES: Se trata de una expresión coloquial por la cual se advierte que no resulta salir de los riesgos, si estos se repiten o son buscados con frecuencia: “Te fue mal ya dos veces, no busques una tercera porque no hay orejas para cada martes”.
PARAR LA OREJA: Es una locución equivalente a “prestar atención”: “Debés parar bien las orejas a todo lo que se diga en la asamblea”.
PLANCHAR LA OREJA: Con esta locución, coloquialmente, se indica “dormir”: “Está agotada y necesita planchar la oreja”.
ARDER LAS OREJAS: Se utiliza esta expresión para señalar que una persona advierte cómo alguien está criticándola o emitiendo juicios en su contra: “Me ardían las orejas porque sabía cómo me estaban censurando”.
VÉRSELE A ALGUIEN LAS OREJAS: El diccionario académico la da como equivalente a “vérsele a alguien el plumero”, para señalar que se le ven los defectos o que se advierten sus intenciones: “Dejá de molestar, ya te veo las orejas”.
CALENTAR A ALGUIEN LAS OREJAS: Con esta locución se quiere señalar que se reprende severamente a una persona, como en “Se echó a llorar pues su padrino le calentó las orejas”.
TIRAR LAS OREJAS/ DAR UN TIRÓN DE OREJAS: Tienen estas locuciones, para nosotros, valor similar a la frase anterior pues significan que se reconviene a un conocido: “Modificó su conducta después de haberle dado su padre un tirón de orejas”.En el orden anatómico, también se forman frases con los sustantivos “ceja” y “pestaña”:
HASTA LAS CEJAS: Con esta expresión, se indica “hasta el extremo, hasta lo sumo”: “Se lo vio comprometido hasta las cejas”.
TENER A ALGUIEN ENTRE CEJAS/ENTRE CEJA Y CEJA: Con estas locuciones, se quiere indicar que se mira a una persona con una prevención desfavorable: “Tiene a ese personaje entre ceja y ceja”.
TENER ALGO ENTRE CEJA Y CEJA: Aunque parezca igual a la anterior, esta locución se refiere a las cosas y al empecinamiento de tener un pensamiento o propósito fijos: “Se ha empecinado con ese objetivo y lo tiene entre ceja y ceja”.
JUGARSE ALGUIEN LAS PESTAÑAS: Con esta locución, se quiere indicar que una persona se juega todo el caudal o toda la fortuna que posee: “Es tan inconsciente que se jugó las pestañas”.
NO PEGAR PESTAÑA: Esta locución señala que alguien no puede conciliar el sueño: “Con tantas preocupaciones, no lograba pegar pestaña”.
QUEMARSE LAS PESTAÑAS: Se señala, a través de esta locución, que alguien estudia con dedicación y ahínco: “Se ha quemado las pestañas para alcanzar ese título”.También encontramos usado en una serie de expresiones coloquiales el vocablo “sopa”, veámoslas:
HASTA EN LA SOPA: Es una locución de carácter adverbial que, coloquialmente, señala que alguien o algo puede hallarse en todas partes, como en “Encontrás esos carteles hasta en la sopa”.
HECHO SOPA: Connota el carácter de excesivamente mojado de alguien: “Me sorprendió la repentina lluvia y llegué al lugar hecha sopa”.
SOPA DE LETRAS: Es un pasatiempo que consiste en encontrar ciertas palabras dentro de un cuadro compuesto de letras aparentemente desordenadas. Así lo vemos en “Ejercitaba la atención resolviendo crucigramas y sopas de letras”.
EL REY QUE RABIÓ POR SOPAS: Esta expresión puede también darse como “El rey Perico” o “El rey que rabió por gachas”. Con ellas se alude a un personaje proverbial, considerado un emblema de antigüedad muy remota. Se comienza un cuento, por ejemplo, diciendo “En tiempos del rey que rabió por sopa...”.
Y puesto que hablamos de la sopa, veremos también qué locuciones existen con “caldo”:
AMARGAR EL CALDO A ALGUIEN: Se trata de una locución coloquial que señala que se le da pesadumbre: “Con semejante noticia, se le amargó el caldo a Luis”.
HACERLE A ALGUIEN EL CALDO GORDO: Esta expresión equivale a “hacerle el juego a alguna persona”, con lo cual quiere significarse que se obra de modo que le aproveche, ya sea de modo voluntario, ya inadvertidamente: “Con esa nueva medida gubernamental, le hacen el caldo gordo a unos cuantos”.
HAZ DE ESE CALDO TAJADAS: Como se puede advertir, es imposible cortar tajadas en un líquido; de allí, el valor significativo de la locución que señala la dificultad o imposibilidad de algo: “Cuando vio que la empresa resultaba inaccesible, desistió porque era pretender hacer tajadas del caldo”.
REVOLVER EL CALDO y REVOLVER CALDOS: El significado de estas dos locuciones no es el mismo. Con la primera, se quiere indicar que se da motivo para volver a reñir o insistir sobre alguna materia; con la segunda, en cambio, se está señalando que se desentierran cuentos viejos para mover disputas o rencillas: “Por favor, no revuelva el caldo porque no quiero volver sobre un tema tan controvertido”. “En la reunión de consorcio, se revolvieron caldos y de nuevo se enfrentaron dueños e inquilinos”.
PONER A CALDO A ALGUIEN: Esta frase indica que se reprende a alguien con dureza: “El comisario puso a caldo a unos cuantos agentes”.
Y ya que hablamos de sopa y de caldo, ¿por qué no hacerlo de la “cuchara”? Hallamos para este vocablo dos frases similares en su estructura, aunque no en su significado:
METER ALGO A ALGUIEN CON CUCHARA/CON CUCHARA DE PALO: Estas locuciones indican que se le explica un tema a una persona, cuando no lo comprende, con todos los detalles, minuciosa y prolijamente.
METER ALGUIEN LA CUCHARA: Indica la intromisión inoportuna de una persona en la conversación de otros o en asuntos ajenos: “¡Siempre metiendo la cuchara donde no debe!”.