La recientemente pasada campaña electoral para gobernador, que finalizó con claro triunfo de Cambia Mendoza, va a quedar en la historia probablemente como la que más mentiras se dijeron sobre la economía provincial. Candidatos que, con un oportunismo total (en el mal sentido), dijeron que en Mendoza estaba todo mal en materia económica, que nos superaba el resto de Cuyo, el NOA, el NEA, Neuquén, etc., que no se generaba empleo, que todos los funcionarios dormían la siesta, que esto y que aquello.
Pero la realidad marca que en 2022 (último disponible) la Provincia volvió a crecer en cuanto a PBG, en este caso 4%, por sobre 2021, a pesar de una cosecha vitivinícola (nuestra industria madre) muy mala (caída sectorial superior al 10%), indicando que hay motores que siguen respondiendo en nuestra economía regional, con una competitividad que permanece intacta, a la espera de una mejor macro nacional.
Por ejemplo, en 2022, tuvieron un desempeño sobresaliente la Construcción y Comercio, Restaurantes y Hoteles, ambos con incrementos reales entre el 15% y el 20% interanual en PBG sectorial, lo que indica que Mendoza es una provincia diversificada, con motores que pueden suplir años malos de cosecha vitivinícola-frutícola, a diferencia de otras provincias, muy dependientes de monocultivos o actividades extractivas.
Nuestra Provincia tiene unos de los sectores privados más grandes del país (en relación a su sector público), lo que lo hace comparable a muy pocas otras regiones, recordemos que el 60% de las jurisdicciones argentinas vive en gran parte de la coparticipación nacional, que permite financiar sectores públicos muy grandes. En Mendoza, al contrario, el sector privado triplica al sector público, acá se trabaja, se produce, se innova, y, por lo tanto, se sufre más cuando la macro nacional anda mal.
Me pregunto cómo tenemos qué hacer para que la oposición entienda que Mendoza juega en las grandes ligas de la competitividad nacional, y que sólo está mostrando alguna falta de dinámica en la última década por el inadecuado tipo de cambio real (macro nacional) y el sesgo anti-inversión de los gobiernos peronistas K.
Habitualmente dialogo con empresarios e inversores del país y del extranjero, todos hablan bien de Mendoza, de su clima de negocios, de su potencial, de su solvencia fiscal, de su institucionalidad. Recientemente, un trabajo del BID, en conjunto con la UCA de Bs. As., ubica a Mendoza entre las 3 primeras provincias en un ranking de competitividad que pondera más de 20 variables, en varias dimensiones estratégicas (economía, infraestructura, capital humano, solvencia fiscal, etc.), con metodología internacional.
Nuestra provincia tiene al menos 6 sectores clave, locomotoras que mueven su economía, y al menos 8 palancas, ejes transversales, que fundamentan la competitividad de aquellas locomotoras, y dan forma a la Matriz de Especialización Inteligente que quiere potenciar Alfredo Cornejo entre 2023-27.
Mendoza Activa va a volver a ser clave en este nuevo modelo inteligente, para estimular con “incentivos a medida” a los mencionados motores y palancas, a fin de que la “especialización inteligente” siga expandiéndose. También será clave el Fondo de u$s 1.023 millones que recuperamos de Nación por los daños de la Promoción Industrial, que serán destinados en su mayor parte a infraestructura para la producción y gestión del agua, entre otras palancas.
En síntesis, la economía mendocina tiene todo para crecer en gran forma en este nuevo gobierno de Alfredo Cornejo, lo único que se requiere es que en 2024 la macro nacional se estabilice (es lo que debería suceder, ya no hay alternativa para evitar el ajuste), y nuestra dinámica competitiva y de generación de empleo de calidad van a hacer el resto del trabajo.
* El autor es senador provincial por Cambia Mendoza.