Hace muchos años, después de arduas luchas, se logró establecer lo que se conoció como el “día de los tres ochos”. Ocho horas para trabajar, ocho horas para el esparcimiento, ocho horas para descansar. También después de petitorios, huelgas, negociaciones, se logró la legislación que establecía el sábado inglés y el descanso hebdomadario. Muchos conocen de estas conquistas, pocos la gozan.
Siempre pregunto si un ser humano puede trabajar veinticuatro horas corridas sin descansar, en plenitud de sus facultades físicas y mentales. Y enseguida se me representa la figura de esos médicos que hacen guardias de más de veinticuatro horas ya sea en atención de salas, en urgencias, en cuidados intensivos, en unidades coronarias. ¿Podrá un médico cirujano cuando ya lleva veinte horas seguidas trabajando, afrontar con la plenitud de sus medios físicos y mentales una complicada intervención quirúrgica? Humildemente estimo que no. Sé que lo hacen y lo hacen bien, con eficacia, con profesionalidad. También esclavos construyeron bien las pirámides, cultivaron el algodón, trabajaron en cafetales y yerbatales y los obrajes chaqueños de La Forestal. Pero pagaron un alto precio: la degradación humana.
No esperemos la degradación humana de nuestros médicos. Hay que tomar medidas urgentes para dignificar ésta, la más noble de las profesiones.
Como no me gusta criticar sin proponer alguna solución, aunque sea considerada equivocada, irrealizable o tonta, expresaré lo que con mis limitados conocimientos estimo puede hacerse.
Lo primero será regular la actividad de los profesionales de la medicina, tomándose, entre otras, las siguientes medidas:
a) Ningún médico que ejerza su labor en las instituciones públicas podrá hacerlo en instituciones privadas en relación de dependencia, ni atender consultorios particulares, y viceversa.
b) Deberán cumplir una jornada diaria de ocho horas durante cinco días a la semana, ya sea en cualquier consultorio externo, atención de salas, guardias de urgencia, de cuidados intensivos o en unidades coronarias. Durante un sexto día, dedicarán cuatro horas para asistir a cursos de actualización, especialización o investigación, que se dictarán en los mismos hospitales o en las facultades de Medicina. Iguales normas regirán para aquellos médicos que trabajen en relación de dependencia o contratados en instituciones privadas. Los que ejerzan su labor en consultorios particulares podrán fijar sus horarios como lo estimen conveniente.
Claro, para que los profesionales médicos puedan vivir dignamente con este régimen de trabajo, su remuneración mensual inicial no podrá ser menos al equivalente de dos mil dólares mensuales (trescientos mil pesos actualmente).
Lo primero que se dirá es que no hay recursos. Estoy seguro que racionalizando las tareas no será mucho más que los actuales los que se necesiten. Los privados que no puedan o no sepan hacerlo deberán dejar lugar a otros empresarios que sí sepan y puedan hacerlo. En cuanto al Estado no tengo dudas que sí puede hacer. Si hay miles de millones de pesos para subsidiar a empresas energéticas, de transporte y otras públicas y privadas, con mayor razón habrá millones de pesos para dar una buena atención de la salud a la población, que los enfermos no tengan que ir a la 3 de la mañana a buscar un número, esperar para consultar dos o tres meses y para una operación programada de hasta un año.
No esperemos que nuestros médicos se vean degradados como seres humanos y se conviertan en esclavos.
*El autor es Ex dirigente empresario.