El argentino lo tiene como una de sus bebidas predilectas y todo esto arranca con la acción de los jesuitas en la zona del Litoral, que aprovecharon los conocimientos que los guaraníes tenían del asunto. Ellos lo usaban para tomar, para mascar, para controlar enfermedades.
Ahora hemos aprendido otra forma de tomarlo porque con la pandemia es sumamente desaconsejable compartir el porongo, el recipiente que contiene la infusión. Ahora cada uno con su porongo, que podría prestarse a otro tipo de interpretaciones pero no es esa mi intención.
Como lo toman en Siria, que es uno de los países de Oriente donde la costumbre construyó su fuente y muchos van a abrevar a ella.
Hay gente tan fanática que sale a la calle con el termo bajo el brazo para libar a gusto y donde mejor le plazca. En los trabajos es habitual. Algunos no pueden seguir trabajando si no tienen el mate y la bombilla cerca. Es un compañero inseparable para muchos.
Por supuesto que Argentina es uno de los grandes productores de la ilex paraguayensis, que es el nombre cheto de la yerba mate. Y como gran productor que somos, siempre hemos podido exportar gran parte de nuestra producción.
Hasta ahora. Porque se conoció la noticia de que Argentina ha importado yerba mate canchada, una variedad especial de este producto.
¿Cómo importar si nosotros somos exportadores? Pues así es mi amigo. Y no es la primera vez que ocurre. Hace 50 años sucedió algo similar con la yerba mate.
Las cosas están cambiando y mucho. Hemos tenido que recurrir a Brasil y a Uruguay, dos grandes productores como nosotros, para equiparar el déficit interno.
Tras 50 años, Argentina en 2020, las importaciones de grandes cantidades del producto de Brasil y Paraguay representaron un 10% de lo que se consumió en el mercado interno y lo que se exportó, sumados. Esto es una rareza, ya que siempre fue un mercado que se autoabasteció. Se dice que se debe a las malas cosechas de 2018 y 2019 por el exceso de lluvia o las sequías.
El año pasado esta industria tenía un faltante de stock y tuvo que importar 31 millones de kilos de yerba a los países vecinos.
¿Qué pasa con la gente de Misiones? ¿Se han dejado estar, no cuidaron bien sus cultivos o los agarró el azote climático?
Esto puede tener sus derivaciones. Lo único que falta es que tengamos que importar vacas de algún lado para hacernos un asadito o que en Mendoza se decidan a importar vino.
No es bueno porque el mate es una costumbre muy arraigada y, si no damos para nosotros mismos, mire si vamos a exportar.
Ahora ponga otra cara cuando se sirva un mate. Está tomando usted un producto importado.