El próximo 22 de noviembre se cumplirá un nuevo aniversario del nacimiento de Estanislao López, caudillo santafesino llegado al mundo en 1786.
Por entonces Santa Fe era extremadamente pobre y se veía atacada regularmente por oleadas de viruela, malones o inundaciones.
Durante muchos años hubo grandes dudas sobre el origen de López. Tanto a él como a su hermana melliza, María Catalina, y a un hermano menor llamado Juan se los registró con “padres no conocidos” y en calidad de expósitos.
Aunque en realidad los tres eran hijos de Juan Manuel Roldán y Antonia —o María Antonia— López, viuda de Agustín Piedrabuena.
Por ser concubinos no se permitió a los hijos llevar el apellido paterno y fueron considerados de este modo en el registro, que estaba en manos de la Iglesia Católica.
Roldán pertenecía a una de las familias santafesinas más importantes, con ascendientes entre los conquistadores. Experimentado militar inició a su hijo en esta carrera, llevándolo consigo a la frontera a temprana edad.
Lo interesante es que Antonia y Roldán se casaron siendo ya ancianos el 2 de agosto de 1817, según consta en el Archivo del Arzobispado de Santa Fe. Buceando por dichos archivos sabemos que ambos murieron once años más tarde con una diferencia de meses.
Volviendo al más conocido de sus hijos, para la época en que sus padres se desposaban, Estanislao hizo sancionar el Estatuto Provisorio de Santa Fe, que fue la primera Constitución en el Río de la Plata. Aunque al mando de la provincia él mismo violaba cada tanto la normativa, su sanción y cumplimiento parcial debe considerarse como un avance.
El poder de López trascendía fronteras. Logró posicionarse a la par de Juan Manuel de Rosas y junto a Facundo manejaban los designios del país tras la caída del General Paz.
Pero mientras Quiroga era asesinado, Estanislao López manifestaba los primeros síntomas de tuberculosis pulmonar.
La enfermedad ya había avanzado mucho cuando —en abril de 1838— Rosas envió una circular a las provincias informando que había iniciado una disputa con Francia y esperaba que todos cargasen con las consecuencias.
Aunque hoy se busque mostrar a Rosas como un paladín de la soberanía, lo que hizo fue nacionalizar un conflicto particular y, contrariamente a lo que esperaba, López —incluso muy enfermo— encabezó junto al gobernador de Corrientes una protesta, a la que se sumaron Santiago del Estero, Mendoza y Córdoba.
Para asegurarse de quedar fuera de esta disputa, Estanislao envió a Domingo Cullen a la capital reclamando una solución al conflicto con Francia. López murió justamente en ese momento, dejando el camino libre a Rosas para someter completamente a las provincias, esgrimiendo un federalismo inexistente en la práctica.
Cullen fue nombrado gobernador de Santa Fe tras la muerte de López e intentó continuar la línea política trazada por éste; solo ganó que Rosas lo hiciera fusilar. Y aunque el último gesto de Estanislao fue rebelarse ante su socio político, desde diciembre de 1847 una placa sobre su tumba rezaba:
“Descansa del Empíreo en las regiones
en el seno de Dios ¡hombre querido!
La libertad te debe sus blasones
y los tiranos su postrer gemido.
Rosas, el compañero de tu gloria,
consagra esta inscripción a tu memoria”.
Suficiente para conformar a quienes quieren disfrazar de héroe a un simple Maquiavelo con poncho.
*La autora es Historiadora.