Lula y Milei polarizan en el campo internacional

La polarización ideológica que muestran los presidentes de Brasil y Argentina tanto en el conflicto Israel-Hamas como en el de Ucrania-Rusia puede seguir escalando en la medida en que la situación internacional no logre contenerse ni ordenarse.

Lula y Milei polarizan la región con sus posiciones enfrentadas en el campo internacional. El presidente argentino, en su visita a Tel-Aviv, realizó no sólo una enfática expresión de solidaridad con la causa israelí, sino también con la política del primer ministro Benjamín Netanyahu, en momentos en que los sindicatos de este país exigen un llamado a elecciones. Milei sostuvo la posición de los sectores ultra religiosos que propugnan las políticas más duras en la guerra de Gaza. Adoptó al mismo tiempo su adhesión a la religión judía, asumiendo actitudes rituales de la misma. Son muy pocos los presidentes del mundo que tienen este tipo de actitudes. Los veintidós países de la Liga Árabe rechazaron la posición del gobierno argentino, que incluyó la intención de trasladar la embajada a Jerusalén, un tema “no negociable” para los palestinos. Por su parte, el presidente brasileño está realizando una gira por África, la que incluye países claves como Egipto y Etiopía. En el primero -fundamental en los conflictos de Medio Oriente- condenó enfáticamente a Israel: calificó de “genocidio” a las acciones militares que se realizan en Gaza y después planteó semejanzas entre Netanyahu y Hitler. Son posiciones que confrontan con las de Occidente y están aisladas en el contexto latinoamericano. La ofensiva israelí que tendría lugar sobre la ciudad de Rafah en los próximos días va a subrayar esta diferencia entre los presidentes de Argentina y Brasil.

La tensión entre Brasil e Israel derivó en un conflicto diplomático de envergadura. El canciller israelí dijo respecto a las declaraciones de Lula que “no olvidaremos ni perdonaremos” y en el mismo acto en el cual Israel declaró “persona no grata” al presidente brasileño. Éste, a su vez, replicó retirando su embajador en Tel-Aviv. Se trata del conflicto diplomático más importante entre Brasil e Israel desde la creación del estado judío. En esta actitud, Lula asume el rol de su país como potencia emergente, que está pensando en el mundo árabe, África, Asia e incluso América Latina. La respuesta de Israel frente a Brasil no tiene el respaldo homogéneo de Occidente, pero se da al mismo tiempo que Estados Unidos anunció que vetará cualquier iniciativa para imponer un cese del fuego en la Franja de Gaza, reafirmando así la alianza con Israel. Con el conflicto brasileño-iraelí, la región se involucra más en el mismo. Es en este contexto que el 21 de febrero tuvo lugar la visita del Secretario de Estado Anthony Blinken a Brasil, para participar en la reunión de cancilleres del G20. El tema de Gaza ocupó un lugar central en el diálogo bilateral, relegando al de Ucrania. Pero es la cuestión de Venezuela y la actitud de Maduro frente a la próxima elección el tema central en el ámbito regional entre Blinken y el canciller brasileño, Mauro Vieira. El ex presidente Jair Bolsonaro, que declaró el 22 de febrero ante la policía por la acusación de haber organizado un intento de golpe el 8 de enero de 2023, realiza una denuncia contra el gobierno de Lula por complicidad con el accionar terrorista de Hamas. Cabe señalar que el ex presidente pertenece a un sector del evangelismo próximo al judaísmo ultra religioso. Pero el conflicto sigue escalando. La cancillería brasileña no descarta expulsar de Brasil al embajador israelí como respuesta a la visita que fue forzado a realizar el embajador brasileño en Tel-Aviv a un museo del Holocausto. La situación también ha tenido repercusiones en la política interna y ciento ocho legisladores que responden a Jair Bolsonaro han presentado un pedido de juicio político contra Lula por la actitud asumida frente al conflicto de Gaza.

Las diferencias entre Lula y Milei también se plantean en otros temas críticos de la agenda internacional, como es la guerra de Ucrania. El 24 de febrero se cumplieron dos años de la invasión rusa a este país. El nuevo presidente argentino se ha mostrado enfáticamente solidario con el gobierno ucraniano. El presidente Volodimir Zelensky fue uno de los dos Jefes de Gobierno europeos que asistieron a la asunción de Milei el pasado 10 de diciembre (el otro fue Viktor Orban). El presidente argentino ha condenado abiertamente la posición rusa y ha ofrecido a su colega ucraniano realizar en Buenos Aires una conferencia de paz, que en los hechos es poco probable que se realice. Esta postura del líder argentino se manifiesta cuando la capacidad militar ucraniana se empieza a debilitar, y tras el fracaso de su contraofensiva, las tropas de Moscú están comenzando a avanzar.

Lula, por su parte, ya desde su campaña electoral en 2022 trató de asumir una posición equidistante entre Kiev y Moscú que lo alejó de las posiciones de Occidente y lo acercó a las del grupo BRICS. Frente a la muerte del opositor ruso Aleksei Navalni, desde Etiopía el presidente brasileño sostuvo que no había que apresurarse a adoptar acusaciones sobre su autoría. Por su parte, el gobierno argentino se sumó a la condena estadounidense.

En definitiva, la polarización ideológica que muestran los presidentes de Brasil y Argentina puede seguir escalando en la medida en que la situación internacional no logre contenerse ni ordenarse.

* El autor es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

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