Los mendocinos no podemos seguir mirando para otro lado

Enfrentamos una creciente demanda del agua para consumo humano y a la vez una insatisfecha demanda de agua de riego.

Los mendocinos  no podemos  seguir mirando  para otro lado
Crisis Hídrica. Por la sequía, la falta de nevadas y lluvia el Dique Potrerillos en la provincia de Mendoza se encuentra al 60% de su capacidad máxima Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Después de años de declaraciones de “emergencia hídrica”, parece que se empieza a asumir por parte del poder público y de la sociedad toda, que asistimos a un cambio climático de largo plazo u “onda larga”, al menos.

Ello obliga a repensar el modelo de nuestra Mendoza sustentada hasta hoy en el uso del recurso hídrico superficial y subterráneo para la producción agrícola, en los tres oasis bajo riego.

No abordamos aquí las evidencias, puesto que, por tratarse de un fenómeno global, es de difícil abordaje y por su carácter prospectivo, está sujeto siempre a ajustes y revisiones.

Lo cierto es que se espera una disminución sostenida del agua en sus fuentes, y a la vez un aumento, también sostenido, de la demanda de este recurso crítico.

El vértice desde el cual deben articularse todas las propuestas para una reformulación de una Mendoza sustentable en el presente y futuro, es la actual crisis hídrica que padece la provincia y la región.

Desde esta mirada debe planearse el desarrollo armónico del territorio mendocino, contemplando las actividades económicas y el desarrollo humano integral.

Este desarrollo económico debe ser compatible con los criterios de sustentabilidad y cuidado del ambiente.

Enfrentamos una creciente demanda del agua para consumo humano, y a la vez una insatisfecha demanda de agua de riego para sostener la productividad de nuestro sector primario.

Necesitamos decisiones políticas que habiliten la construcción participativa de un Plan Maestro del Agua, que contemple las decisiones técnicas que inevitablemente debamos tomar.

Se impone un plan, que atienda estas dos prioridades.

Necesitamos asegurar la provisión de agua potable a toda la población de Mendoza, con obras proyectadas para los próximos 50 años, en el escenario actual y aun en un escenario más crítico.

Urge reconvertir el riego agrícola en todos los oasis productivos, utilizando la tecnología de conducción y aplicación de riego presurizado, en al menos el 80% del área actualmente cultivada, en un plazo máximo de 10 años.

No hay lugar para parches e improvisaciones, y mucho menos dilatar decisiones que deben tomarse hoy, y que lamentaremos no haber tomado a su debido tiempo.

Toda la sociedad debe involucrarse en abordar esta temática, no debe ser ni tema exclusivo de la política, ni de los tecnólogos.

Nos debe importar a todos los mendocinos sin exclusiones.

O somos los artífices de nuestro destino, o haremos a las próximas generaciones víctimas de nuestra desidia.

* El autor es Ingeniero Agrónomo. UNCuyo.

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