Una manera de conocer a una persona es observar su biblioteca, algo difícil en estos tiempos en que se lee cada vez menos y los volúmenes que se estudiaban en la Universidad se han reemplazado por unos apuntes. Cuando se escuchan los debates en el Congreso y las legislaturas o la participación de dirigentes de espacios y actividades diversas en los medios es evidente lo poco que leen. Pero en ese poco es interesante conocer que leen…
Hay, también, un viejo dicho que dice “dime con quien andas y te diré quién eres”. En el mundo de hoy hay bastantes “malos” o dicho de otra manera gente muy mala en relación a otros que sin ser buenos por lo menos nos afectan menos.
A diferencia del presidente Javier Milei y su simplismo de slogans que sin duda han sido exitosos (sino no estaría en la Casa Rosada), el que esto escribe cree que hay muy malos tanto en la izquierda como en la derecha. O para usar el lenguaje presidencial en los “zurdos” como en los otros sean moderados, liberales o extremistas de derecha. Por eso la clave para que la sociedad soporte menos iniquidades es contar con sistemas que lo eviten lo más posible, de ahí la importancia de la división de poderes para el control social del poder y la preservación de los derechos individuales.
En realidad, hemos cambiado de malos. Los que perdieron las elecciones se visitaban y agasajaban con malos como Maduro, los hermanos Castro, el matrimonio Ortega o le ofrecieron, días antes de la invasión a Ucrania, a Putin ser la puerta de entrada en la región, como, si ya no tuviera otras puertas abiertas.
Ahora el gusto es por otros malos como los de VOX y sus nostalgias franquistas o el presidente de Hungría Viktor Orban, agente de Rusia en Europa y todos los amigos de Putin en la Europa Occidental como la señora Le Pen y como frutilla del postre el condenado por delitos diversos el ex presidente de los Estados Unidos Donald Trump, también, amigo de Putin. Parece que el tema de los amigos de sus amigos no lo tienen claro en la Casa Rosada.
Mientras tanto, no se ha entrevistado con los presidentes de los países limítrofes ni con los que para los intereses nacionales son más prioritarios por su influencia en los organismos financieros, las posibilidades de inversión y la apertura de mercados para las exportaciones argentinas. Tiene que aprender que las relaciones no son con los amigos o los que piensan parecido, sino entre Estados, porque por ahora siguen existiendo.
Puede ser que a partir de la reunión del Grupo de los Siete al que ha sido invitado, el presidente efectúe una gira al servicio de los intereses de los argentinos en vez de satisfacer sus ansias de interactuar con personajes, algunos importantes en el mundo tecnológico, otros marginales en sus aportes intelectuales, algunos anacrónicos como su secretario de Culto o sus biógrafos que nos quieren volver a los tiempos inquisitoriales.
En cuanto a las lecturas es conocida la adicción presidencial por los textos de Murray Rothbard y su promoción del anarquismo capitalista. Hace pocos agregó a la lista a Hans Hermann Hope autor del libro “Democracia el Dios que Fracasó” en el que sostiene que la democracia ha “incivilizado a Occidente” culpando a la revolución francesa de haber alterado el orden natural con el concepto de igualdad. Otro libro de su autoría es “Monarquía, Democracia y Orden Natural” en el que indica la superioridad del sistema dinástico sobre las democracias republicanas pues el rey, según si visión, es un propietario del país que le interesa conservar el valor capital, a pesar que al igual que un presidente le interese acrecentar sus beneficios, pero el presidente al ser un inquilino del poder no le interesa el largo plazo.
Hoppe sostiene que los liberales al promover la democracia y las revoluciones antimonárquicas han expandido el estatismo. No promueve el retorno de los monarcas, aunque los valora más que a los mandatarios republicanos, sino el reemplazo de los Estados por unidades pequeñas como ciudades estados o micro estados donde quede abolido el derecho público y solo impere el privado porque la seguridad, la justicia, la defensa estarían en manejadas por agencias privadas. También propone el derecho de admisión, prohibiendo el acceso a esos mini estados de inmigrantes y de quienes tengan conductas que se aparten del derecho natural.
No explica Hoppe cómo enfrentar riesgos como la invasión de Ucrania por Putin con esos micro estados. Con su propuesta anarquista racista reaccionaria solo propugna un retorno al feudalismo y al mundo anterior a la ilustración.
Esperemos que la designación de un político en la jefatura de gabinete inicie una etapa de retorno a los “clásicos”, leerlos enriquece, dejando las extravagancias y buscando personas capaces para afrontar los problemas del país. Los ejércitos de twiteros serán útiles para ganar elecciones, pero, para gobernar no sirven y menos los que no conocen al Estado y su funcionamiento.
* El autor es Presidente de la Academia Argentina de la Historia y miembro del Instituto Argentino de Historia Militar.