Los días que se vienen

Suponíamos que en septiembre iba a estar todo superado. Pues septiembre puede ser el peor mes de todos los vividos.

Los días que se vienen
Distanciamiento Social. Algunos mendocinos optaron por trotar y andar en bicicleta en el Parque San Martin. Foto: Orlando Pelichotti.

Y bien, ya está septiembre con nosotros. Me acuerdo al inicio de la pandemia cuando suponíamos que en septiembre iba a estar todo superado. Pues septiembre puede ser el peor mes de todos los vividos.

Septiembre es un mes agradable, tal vez el más agradable de todos, porque las temperaturas van escalando en el termómetro y uno comienza a sacarse de encima todos los aditamentos que se puso en el invierno.

Septiembre es plácido, ameno, es el mes de los maestros y el amor.

El alma renace con septiembre, el verde comienza a mostrarse por todos lados y estallan las flores para hacer más ameno el caminar. Las mujeres se van desabrigando y poniendo al descubierto partes de su anatomía que permanecían prudentemente guardadas y a los hombres se nos agrandan los ojos hasta salirse fuera de la órbita con estas demostraciones.

Es tiempo de ir a encontrarse con el afuera amparado por un solcito solícito, como debe ser cualquier sol, y le ponemos el pecho a Febo asoma.

Es el mes de la algarabía, porque los estudiantes encuentran el 21 una ocasión para juntarse y realizar distintas actividades el aire libre. Pues ahora lo van a tener que hacer de una manera virtual. No están permitidas las reuniones y los estudiantes, en ese día, juntaban un tropel de compañeros para festejar en conjunto.

Y los veíamos pasar por todos los lugares con sus bolsos repletos de enceres para el mantenimiento algunos sándwichs , alguna gaseosa, una pelota (esto era imprescindible) y alguna botella de fernet bien oculta para que no se la descubran.

Ingrato para ustedes chicos, cuya finalidad principal era juntarse, armar esos bodoque de pibes alrededor de charlas amenas.

Pero septiembre es también el mes de la poesía. Esa cosa alada que a veces nos acaricia y nos deja en estado de enamoramiento. Es en septiembre cuando se forman las parejitas que después van a desparramar abrazos por donde quiera que vaya.

Es el mes de las flores, que suelen surgir por los lugares más insólitos y van cambiando de una manera definitiva ahora no nos da el cuero ni para reglar un malvón. No tenemos alternativa.

Los parques y paseos se llenan de un jolgorio juvenil y la ciudad cambia, se hace más amiga más de todos. Y mirá que Mendoza tiene lugare para pasar un día distinto. Pues quedarán los parques y paseos públicos desiertos de pibes y este es un garrón inmenso.

Es septiembre el mes más amable del año y se nos va a ir de la manos en un soplo. No podremos ejercer a cuerpo pleno la satisfacción que él nos trae. Tal vez sería bueno cambiar el día del estudiante para octubre, pero nada nos dice que en octubre no estemos en esta misma situación.

Vamos a tener que aguantarnos adentro cuando todo nos dice que salgamos. Será un septiembre distinto. Y tal vez merezca de nosotros un estado de ánimo que diga: “Tengo la primavera adentro”.

Uno tiene primas lindas, lindas como para ponerlas en un cuadrito, pero no hay nada que hacerle la primavera es la más linda de todas las primas. Remanido pero cierto.

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