Una de las expectativas poselectorales en Mendoza se posa una vez más sobre el futuro del Partido Demócrata, la tradicional fuerza que le dio equilibrio al sistema político provincial durante décadas, especialmente desde la restauración de la democracia por el predominio de justicialistas y radicales.
En crisis, el PD fue camino a lo que es: un partido con historia, pero con muchos dirigentes surgidos de sus filas que ya no están y trascienden en otro lado. Y que vuelven a acercarse para compartir un frente electoral desde las agrupaciones que ahora integran, como ocurrió este año.
En el proceso electoral que concluyó el 14 de noviembre, los demócratas se consideraron parte de la pata más liberal de la política provincial. Incluso, cabe recordar que sobre el final de la campaña Mercedes Llano, que competía por una banca en el Senado nacional, se definió como la cara visible de la corriente libertaria de más trascendencia en el país, encabezada por los ahora diputados Milei y Espert.
Desde las PASO de setiembre los demócratas, como propiciadores de lo que fue el espacio Vamos Mendocinos, buscaron reeditar el protagonismo de otros años, pero necesitaron fogonear su anhelo con los socios que dieron forma a dicho frente, ya que muchos se quedaron en el partido, pero no se abrieron de Cambia Mendoza, como sí hizo la conducción del PD, y, por lo tanto, son parte de la estructura que lidera el radicalismo. Otros utilizan el sello de demócratas progresistas (PDP) y se mantienen cercanos al oficialismo provincial.
La pregunta que se hacen en el seno del PD es si los demócratas frentistas (Guillermo Mosso es uno de sus más conocidos dirigentes) cumplen con la carta orgánica partidaria por hallarse el partido formalmente afuera de la coalición que gobierna.
En el primer semestre de 2022 debería haber renovación de autoridades partidarias y por ello muchos de sus actuales miembros pretenden esclarecer el rol de los frentistas, en especial teniendo en cuenta la buena relación que une a éstos con la UCR. Es que de esa disputa puede surgir un nuevo cambio de conducción en el que prevalezcan los más proclives al retorno a la coalición que gobierna.
Mientras llega esa instancia partidaria, sus actuales referentes están dedicados a reacomodar relaciones con quienes compartieron el espacio electoral. El gusto a muy poco puede haber dejado machucones entre los componentes del pacto, pero no habría heridas que afecten la relación lograda.
Hay dirigentes que admiten que el porcentaje obtenido el 14 de noviembre fue muy bajo, pero de fuerte identidad. Una especie de núcleo duro liberal-conservador que desde el PD y eventuales aliados futuros tendrían que fortalecer para empezar a creer en una elección competitiva a futuro. “Queremos seguir fortaleciendo la tradicional identidad del partido y éste fue un primer paso después de no haber competido durante casi una década”, resaltan en el seno demócrata.
Se habla de un “ideario liberal a la mendocina”, lo que supone tener en cuenta que siempre hubo y habrá un ala conservadora dentro del PD que tenderá a ponerle freno al ímpetu liberal, en especial cuando provenga de sectores nacionales.
Es que tradicionalmente los demócratas fueron liberales en lo económico, pero siempre se destacó en el viejo partido el apego a la doctrina conservadora en lo político y social, fundamentalmente. Sobre esa base buscan volver a construir un nuevo espacio hacia adelante.
Sí puede ocurrir que a nivel nacional trascienda en los próximos dos años una fuerza que aglutine sectores y que en nuestra provincia vuelva a lograr que ambas corrientes, la de los liberales y la de los conservadores, convivan en un espacio que aliente posibilidades de éxito.
Y así como el vínculo con el Mendoexit de Hugo Laricchia y la Coalición Cívica de Gustavo Gutiérrez quedó bajo los efectos del golpe electoral, mientras esperan el momento de volver a conversar señalan en el PD que sí mantienen diálogo con libertarios, caracterizados por un andar un tanto anárquico ya que todavía no son partido en Mendoza.
Mientras tanto, por el lado del ala más liberal de Cambia Mendoza, el PRO local se apresta a despedir el año con un “brindis amplio y plural” y en el marco de una gran unidad, según lo que trascendió. Posiblemente, una pretendida muestra de convocatoria luego del escándalo del radicalismo en el Congreso a raíz de la pelea por los cargos, si bien a la UCR mendocina esas diferencias no la afectaron.
Además, el principal referente mendocino del partido fundado por Macri, Omar De Marchi, se muestra fortalecido políticamente. Fue reelecto vicepresidente primero de la Cámara de Diputados de la Nación a pesar de la llegada de dirigentes con trascendencia, como María Eugenia Vidal, Diego Santilli, Ricardo López Murphy y otros.
Hay quienes estiman que haber logrado ser otra vez la segunda autoridad del cuerpo legislativo, detrás de Sergio Massa, no sólo potencia a De Marchi en la oposición nacional; además le permite mantener, por qué no, protagonismo en esta provincia ya que sigue con su proyecto para pelear por la Gobernación.
¿Deseará algún demócrata ser incluido en el convite amplio y plural al que llamará en los próximos días el Pro de De Marchi?