Un chico, un adolescente que queda sin educación, se expone a riesgos mayores aún a los que implica la pandemia y se torna todavía más vulnerable. Será atrapado por la ignorancia y sin oportunidad de acceder a mejores condiciones de vida porque le faltarán las herramientas que otros congérenes tuvieron por el paso de la educación media o de nivel secundario.
Es lo que retrata con crudeza la periodista que siguió la historia de Ronny, un jovencito de 14 para 15 años, habitante de un humilde barrio de Ugarteche (Luján de Cuyo), que está corriendo el riesgo de perder la escolaridad porque no entiende los contenidos que recibió durante el año pasado y no tuvo adecuado acceso a la conexión de internet con sus profesores. El abandono se produce en el primer año del ciclo, justo en la etapa en que más se necesita afianzarse y concentrarse en tareas educativas.
En esas condiciones es muy posible que pronto no tenga otra cosa que deambular por las calles de su precario barrio, “17 de Abril”, a buscar algún trabajo para ayudar a la economía hogareña. El peligro de las enseñanzas nada favorables de la calle y la falta de motivaciones, acecha.
Un informe del Ministerio de Educación de la Nación revelaba que 10% de los estudiantes matriculados en marzo de 2020 –en algún nivel de la educación obligatoria- mantuvieron un bajo o nulo intercambio con el establecimiento al que concurrían y corren el riesgo de abandonar.
Pero habrá que guardar las esperanzas de que alumnos como Ronny no pierdan la oportunidad de salvar las difíciles instancias, a las que la pandemia lo llevó porque no pudo adaptarse a la enseñanza virtual. Afortunadamente para él, sus padres, especialmente la madre, comprenden la situación y tienen plena conciencia de que debe seguir intentando, aunque se retrase un año, que en sí mismo no es un hecho que deba avergonzarlo porque es una situación por la que han atravesado otros educandos en tiempos normales de clase.
Pertenece a una comunidad, Ugarteche, donde hay muchas dificultades e inclusive donde el consumo de alcohol y drogas está presente y es una grave amenaza para integrantes juveniles de la población del lugar.
Asimismo, es una comunidad donde el sacrificado trabajo rural es un ejemplo y se ha constituido en un sector de la provincia donde la producción agraria es un hecho destacado, de la mano de bolivianos y argentinos por igual.
También contribuirá para que existan mejores oportunidades para chicos como Ronny, que no se demoren más los planes existentes para la mejora edilicia de asentamientos o barrios populares como los que habita este estudiante y su familia.
En casas sin servicios básicos, de adobe, troncos y nylon, es difícil vivir y más aún estudiar. Pero la ejecución de las mejoras de infraestructura debe hacerse sin demoras para propiciar mejores condiciones de existencia a habitantes que viven en situaciones deplorables.
Creemos que las realidades de miles de Ronny que tenemos dispersos en la geografía mendocina, no se podrán remediar de la noche a la mañana, pero el sistema educativo y su fortaleza, los padres y la comunidad en general, deben velar por este problema, tan grave y delicado como otros que pesan sobre los ciudadanos.